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Las dos orillas

José Joaquín León

Un país más pobre

VINO el viceprimer ministro chino, Li Keqiang, en las vísperas del día de Reyes y dijeron que era como un nuevo Bienvenido, mister Marshall. El jueves vendrá la canciller alemana, Angela Merkel, y vuelven a decir que es como otro Bienvenido, mister Marshall. Jolín con mister Marshall. ¿No se podría quedar en este país? Que se jubile a los 67 años y se compre una vivienda de las que no hay forma de vender en Marbella para tostarse al sol. Con tantas idas y venidas de mister Marshall se está demostrando que España está pobrecita, que hay que agarrarse a un clavo ardiendo, lo mismo da si lo clava un chino o una alemana.

No es cierto que el 1 de febrero de 2011 haya una crisis económica mundial. No la hay en los países emergentes, como China, la India, Turquía o Brasil, como ya se sabía, ni en otros muchos países del mundo que están creciendo; ni siquiera la hay en Alemania, ese país europeo donde antes se decía que había recesión y en España no. Es cierto que en la Unión Europea tenemos países en la ruina, como Grecia e Irlanda, y otro que está al borde, como es Portugal. Y uno más, España, que "preocupa mucho". Es la España del presidente Zapatero, que jugó a ser cigarra y no veía la crisis.

Mientras la hormiguita alemana de Angela Merkel salía de la recesión y empezaba a crecer hasta el 3,9% en 2010, con sólo un 6,9% de tasa de paro, gracias a las exportaciones y el aumento del consumo interno, la cigarra española de Zapatero se encontró con el estallido de la burbuja y entonces se dio cuenta . ¡A buenas horas! Y ahí estamos, con 4,69 millones de parados, con más del 40% de los jóvenes españoles sin trabajo y cosas así. Una ruina de país, que todavía le echa las culpas a la inexistente crisis económica internacional, como antes se la echaban a la conspiración judeo masónica y marxista internacional.

Viene Merkel. Ingenieros, arquitectos, técnicos y especialistas españoles esperan su oferta de trabajo para emigrar a Alemania. En esto de los emigrantes, volvemos a los tiempos de Franco. Sólo que antes se iba mano de obra rural, a trabajar en las industrias alemanas como obreros. Y ahora se van técnicos cualificados, que deberían estar en nuestras empresas de I+D+i, a trabajar en puestos de responsabilidad y a descapitalizar aún más ese mercado laboral español que es incapaz de darles empleo. Hemos vuelto al que "inventen ellos", con tal de que no engorden el paro. A cambio, Florentino paga más que nadie por Özil y Khedira.

Esta generación con el 40% de paro, que no tiene trabajo en España, y que emigra a Alemania mientras prejubilan a sus padres a la vez que les dicen que los jubilarán a los 67 años, es el más vivo testimonio de un fracaso. ¿Y él todavía duda si retirarse o no?

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