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La Sevilla del guiri

Una pareja intercultural

CADA vez que nos sentamos a ver la tele en casa, mi mujer me dice: "Esta chica fue otra Miss España". Están en todas partes. Son presentadoras, actrices, invitadas a concursos, baronesas. Un día pensé: ¿por qué no mi mujer también? Responde a todos los requisitos: es guapa, tiene elegancia, estilo y aplomo. Puedo imaginarla, por ejemplo, en Ratones Coloraos, bebiendo a sorbos una copa de manzanilla y, cuando Jesús Quintero se inclina hacia ella y le pregunta con gravedad "¿qué es el amor?", responderá con un rotundo "mi marido."

La única pega es que, como trabaja por las mañanas y es madre de dos niños pequeños, no tiene tiempo para presentarse al concurso. Tendría que ser una Miss España honoraria. Pues, para eso estoy yo aquí. A partir de ahora, en este artículo ya no será mi mujer, sino Miss España.

Un periodista guiri y Miss España. No ha habido una pareja intercultural igual desde Penélope Cruz y Matthew McConaughy. Pero a diferencia de Penélope y Matt, vamos a durar. Vamos a ser una pareja ejemplar, dando ánimos a todos los americanos enamorados de españolas, y españolas enamoradas de americanos.

Sí, el amor puede atravesar océanos. Pero con cautela, así que empiezo la columna con elogios. Mi mujer, para mí, es Miss España. Habiendo dicho esto, si a partir de ahora soy un americano repugnante, exponiendo nuestras manías a todo el mundo en nombre del amor internacional, aun así, ella seguirá queriéndome.

-Seguiré queriéndote, según tú -dijo Miss España, al leer, con una agudeza a la altura de su belleza sublime, el primer borrador de este artículo.

-Pero, cielo, expongo nuestras manías por una buena causa: el amor duradero.

Los rasgos de Miss España, sin perder ni un atisbo de su finura, habían asumido un aspecto fiero.

-Amor duradero, ¿eh? ¿Te digo hasta cuándo va a durar nuestro amor? Hasta el día que salga este artículo en el periódico.

-Pero, mi vida, los ejemplos son tan duros conmigo mismo como contigo.

Con las agallas que, sin duda, haría Miss España la favorita en el concurso de Miss Universo, dijo:

-¿Y el hecho de que, aun siendo profesor de inglés, no me hayas dado ni cinco clases de inglés desde que nos conocimos?

-Porque cuando te digo que terrific significa estupendo, no terrorífico, me haces buscarlo en el diccionario para demostrártelo. Vale, darling, si incluyo este ejemplo donde muestro mi falta de interés en tu nivel de inglés ¿tengo tu permiso para publicar la columna?

Como debe ser en una Miss España, su grandeza remata:

-Si tienes tan poca vergüenza de hacerlo. . .

¿Un americano con vergüenza? Continuemos. El siguiente es para todas las parejas españolamericanas todavía en el periodo idílico para que se preparen bien para lo que les espera.

Como americano, no debes dejarte desanimar si, entre mediados de mayo y mediados de septiembre, tu pareja está en casa con las persianas bajadas entre las once de la mañana y las siete de la tarde, y que, justo a la hora en la que quieres prepararte poco a poco para ir a la cama, querrá revolucionar a toda la familia para ir de tapeo.

Como española, no debes dejarte frustrar si, cada vez que tu marido necesita tratar con un funcionario, más que buscar una pelea, la espera con muchísima ilusión. Necesitas tomarlo con calma cuando, en el empeño de sacar al funcionario de su estupor malhumorado y hacerle sentir igual de incómodo como él mismo, empieza a hacer aspavientos y a hablarte en un inglés más rápido y groseramente entonado que nunca jamás has oído en tu vida, y mejor que no entiendas.

Como americano, no debes perder los estribos si va en contra del ser de tu pareja andar con un objetivo determinado, siendo incapaz de llevar a cabo sus mandados cuando los hace a pie, y probablemente llegando de ellos habiendo hecho un montón de cosas, pero no los mandados, y en respuesta a tu pregunta: "¿Cómo es eso?" Dirá, completamente en serio: "No me ha dado tiempo".

Como española, no debes dejarte mosquear si al hablar de cualquier tema -la educación de la gente, su forma de conducir, hablar, de hacer una cola, la crianza de los niños, la calidad de la ropa, el Metro, la comida, la fontanería, incluso hasta el tamaño de las cucarachas- tu marido casi siempre empieza llenándose la boca con las siguientes tres palabras: "En mi país. . ."

En cuanto a los idiomas, es verdad que no he enseñado a Miss España casi nada de inglés, y mi nivel de castellano es gracias a ella. Pero a las latinas les gusta enseñar a sus hombres, y no lo contrario, y esto es lo que hay. Cuántas ganas tenía yo de convivir con ella, así que podría utilizar el refrán: "En casa del herrero, cucharas de palo". Y acabar con el tema de una vez. Creía yo.

Estos días Miss España y yo estamos intentando que nuestros dos niños sean bilingües. Hablo sólo en inglés con ellos, ella sólo en español. Durante algunos días el niño mayor pudo decir más palabras en inglés que en español. Los estadounidenses tienden a intentar convertir todo en una competición, entonces empecé a regodearme porque el inglés iba ganando.

-Dentro de poco -dije a Miss España- estarán dos hombres más en casa a los que puedes pedir clases en inglés.

-Habrá -me dijo.

Miss España, sabiendo muy bien cumplir todas las exigencias de su oficio, siempre hace sus comentarios en el momento más oportuno, especialmente con su pareja. Corrige mi castellano tan sólo para darme un corte.

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