DIJO Obama en su rueda de prensa con Rajoy que las relaciones entre España y Estados Unidos no dependen del partido que ocupa el poder. Tendría que haber sido más concreto, porque la historia reciente demuestra que efectivamente esas relaciones no han dependido del partido del Gobierno, pero sí de la personalidad del presidente de Gobierno. El PSOE de Felipe González mantuvo muy buenas relaciones con Reagan, Bush padre y Clinton. Zapatero en cambio, que no su partido, protagonizó gestos que echaron por tierra el espíritu que se había mantenido entre los dos países por encima de siglas y avatares políticos. Durante 15 años ningún presidente de Estados Unidos viajó a España.

Obama lo ha hecho ahora y no ha escatimado gestos de amistad institucional y personal. Quiso además conocer Rota, el primer presidente que ha visitado esa base que es un símbolo de la colaboración militar entre los dos países, clave ahora más que nunca con la aparición del Estado Islámico. La lucha contra éste ocupó buena parte de las conversaciones de Obama con el Rey y con Rajoy.

Pero la brevísima escala de Obama en España ha tenido otra vertiente muy clara. Ahí están sus elogios a la política económica del Ejecutivo de Rajoy y su llamada a la necesaria estabilidad de los gobiernos, un dato a tener en cuenta en este momento de incertidumbre. Y algo también muy importante: que el presidente estadounidense se haya entrevistado ya de salida, en Torrejón, con los dirigentes de los tres principales partidos de la oposición. Fugaces encuentros en los que apenas hubo oportunidad de profundizar en los asuntos más candentes, pero que demostraron que Obama sigue con interés la política española y deseaba conocer a los protagonistas del futuro que se concretará en pocos días.