¡Oh, Fabio!

Luis Sánchez-Moliní

lmolini@grupojoly.com

De paseo por la Feria del Libro

Siguiendo el lema chovinista de "consuma libros sevillanos" busco las principales librerías y editoriales de la ciudad

Suele decir Pepe Serrallé, flamante premio dos trayectorias, que a la Feria siempre hay que ir, aunque sea del libro. A la Feria hay que ir, desde luego, pero con criterio, sabiendo cuáles son las casetas inexcusables, cada cual las suyas. Por ejemplo, seguro que para algunos, que no para mí, es fundamental ir a la de la Fundación Pablo Iglesias, atendida por yayo-socialistas sonrientes dando ejemplo de militancia. El otro día tuve el placer de saludar allí a Bernardo Bueno, con una cubana de hilo rosa y un bronceado que daba gusto verlo, parecía un marqués. Menos coloridos se ven, sin embargo, los rostros de los chicos de Athenaica, editores rigurosos que están construyendo un catálogo en el que podemos encontrar flamencología, viajes, egiptología, clásicos contemporáneos andaluces, cine, ensayo literario… Lejos del abigarramiento colorista que se ve en otras casetas, la de Athenaica tiene un aire de nueva masculinidad, con fragantes ramos de flores que dan un punto de gualda y verde al blanco imperante. Es la caseta mínimal por excelencia. Mis compras allí fueron una rijosa reedición de Manuela, la novela de Manuel Halcón; la Venecia de Casanova, de Félix de Azúa; y Mitos y leyendas del antiguo Egipto, de T. G. H. James. Tres libros editados con el rigor y la exquisitez que caracterizan a la casa.

Siguiendo el lema chovinista de "consuma libros sevillanos" -ya Carmen Camacho glosó aquí el otro día la riqueza de la edición hispalense- no pude dejar de pasar por la editorial El Paseo, en cuya caseta atiende el poeta Gonzalo Gragera. Ya hemos escrito alguna vez que este sello es el más divertido zoco moruno de la edición sevillana, con líneas muy diversas y variopintas, siempre avaladas por el olfato de pointer de David González. Mi apuesta fueron Un viaje por la Raya, de José Ramón Alonso de la Torre, para los amantes de ese gran espacio en el que España y Portugal se lían y deslían; la contundente novela El mundo sigue, de Juan Antonio Zunzunegui; y la biografía de Joselito El Gallo de Paco Aguado.

A Renacimiento no hay que hacerle ninguna presentación. Si uno tiene suerte de que esté Marie-Christine atendiendo con su acento francés, la experiencia se convierte en un auténtico placer. Por supuesto, mi recomendación es el pelotazo poético del año, Parques y Jardines, de Carmen Aranguren, y de esta vez no pasa sin comprarme Las lágrimas del vino, de la jerezana Carmen Oteo.

A la caseta de la Diputación voy a buscar libros de la colección Arte Hispalense. Si el bolsillo me alcanza, caerá el dedicado a José Arpa. Respecto a las librerías, las que frecuento son las mismas que todo el año: Yerma, con Sergio Rojas-Marcos como el mejor anfitrión del ferial, y Palas, uno de los más selectos escaparates sevillanos.

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