Dentro de tres días mal contados usted podrá ir y volver de Cádiz sin dejar cada vez que pase por Las Cabezas los casi ocho euros del peaje. Ya era hora. Han sido muchos años de promesas incumplidas y muchas prórrogas a una concesión que se debería haber terminado hace ya años. Al final los sevillanos y los gaditanos hemos tenido que pagar durante casi medio siglo una autopista que era la única forma de comunicación decente por carretera entre las dos provincias, algo que no se producía en el resto del territorio nacional. Con la infraestructura sobradamente amortizada, la decisión se fue demorando una y otra vez por la decisión política de gobiernos tanto del Partido Popular como del PSOE, ante la indiferencia de la Junta de Andalucía y la pasividad de las instituciones de las dos provincias. No es muy arriesgado afirmar que esa indiferencia y esa pasividad han sido elementos decisivos en el retraso con el que llega el levantamiento del peaje. Demorarlo no implicaba excesivos costes políticos y había que atender otras prioridades como el rescate costosísimo de las autopistas radiales de entrada y salida a Madrid. Pero todo llega y pronto el peaje a Cádiz quedará en el olvido. Otra cosa es cómo se gestione el mantenimiento de una carretera destinada a soportar a partir de ahora un importante incremento de tráfico, tanto de turismos como de camiones.

A partir de ahora será más útil centrarse en otros peajes que seguiremos pagando, aunque ya no tengan barrera ni caseta de cobro. Por ejemplo, el peaje de la SE-40, un proyecto que se eterniza y que tiene un tapón a la altura del río Guadalquivir que el Ministerio de Fomento parece incapaz desatascar. Cada vez parece más lejano el día en que puedan ser una realidad los túneles que estaban previstos en la planificación inicial. E incluso la alternativa de construir en su lugar un puente parece igualmente remota, con lo que la circunvalación de Sevilla seguirá sin completarse por tiempo indefinido. O el peaje de la ampliación del Metro, que el cambio político en Andalucía parece que tampoco va a desbloquear aparte de algunos gestos simbólicos.

Sevilla va a seguir pagando peajes en forma de retrasos inasumibles para infraestructuras básicas. Y ello se traduce en frenos para su desarrollo. Llevamos acumulados grandes retrasos. De hecho, desde la Expo el nivel de inversión pública, tanto del Estado como de la Junta de Andalucía, se ha mantenido en niveles mínimos. El que por fin se haya liberalizado la autopista de Cádiz es una buena noticia, que viene a reparar una situación que ya no se explicaba. Pero no debe hacernos olvidar que todavía en Sevilla se pagan otros peajes de los que convendría librarse cuanto antes.