Lleva una eternidad, no sé cuántos meses, instalado en el corazón de la Sevilla eterna, de esa Sevilla que aún concita el interés del mundo y que ahora anda a cencerros tapados a causa de la pandemia y este crujir de dientes. Se trata de un inmenso cajón de obras alrededor de la fuente que hermosea la plaza de la Virgen de los Reyes. Un inmenso recinto lleno de tuberías y aperos de obras mientras la fuente sigue funcionando y asiste ya acostumbrada a este dislate de afear la zona más rica en el poco turismo que sigue acudiendo a la llamada de esta ciudad. Se trata de un cajón de almacenamiento, seguramente para las obras de Mateos Gago, pero que lleva allí desde antes de que se levantase el primer adoquín. Y los turistas intentan como pueden eludir tan molesto obstáculo para que no entorpezca la foto de la novia con la Giganta de fondo mientras sigue manando agua.