Alto y claro

José Antonio Carrizosa

jacarrizosa@grupojoly.com

Más pena que gloria

En la campaña parecía que la ciudad sabía ya lo que podían dar de sí los candidatos y prefería mirar para otro lado

Tengo la impresión, quizás algo más que la impresión, de que la campaña para las elecciones municipales ha pasado por Sevilla con más pena que gloria. Como si la ciudad lo diera ya todo por sabido y no esperase de sus candidatos ni grandes promesas ni grandes meteduras de pata. Hubo mucho más apasionamiento y muchas más conversaciones de café hace un mes, cuando lo que teóricamente se discutía era la gobernación del país y en la práctica lo que se dilucidaba era si la extrema derecha había llegado para quedarse y si era capaz de condicionar España como había condicionado Andalucía en diciembre.

Despejada la incógnita, parece que estas municipales han llegado en situación de reflujo político y por muchos debates, tan inútiles como anodinos, que se han organizado y por mucho que los medios de comunicación hayamos aprovechado para airear las grandes carencias de la ciudad, parece que los discursos de los candidatos han pasado tan sin pena ni gloria que ninguno se ha atrevido a organizar un acto masivo y la presencia de líderes nacionales ha sido la más floja en mucho tiempo. Sólo Pablo Iglesias, que llegó rebotado de Cádiz, donde Kichi le dijo que mejor en otra ocasión, y Pedro Sánchez, en un acto a medio gas y a mucha distancia de lo que el PSOE solía hacer en Sevilla hasta hace bien poco, estuvieron por aquí. Ni Pablo Casado ni Albert Rivera han considerado que la tercera o cuarta ciudad de España merecía su atención. ¿Será porque dan Sevilla por perdida?

Ojalá que esta campaña anodina y de tonos grises no se traduzca hoy en una escasa participación. Si algo ha quedado claro a lo largo de las últimas semanas es que hoy se va a elegir entre dos formas de ver Sevilla. Una desde una perspectiva abiertamente de derechas, la que representa Beltrán Pérez, que cuenta para llegar a la Alcaldía con el apoyo de Vox, y otra situada a la izquierda, que es la que encarna Juan Espadas, al que posiblemente tenga que darle sus votos Podemos para continuar como alcalde. En medio Ciudadanos debería jugar un papel de bisagra, pero durante la campaña ha sido un partido desaparecido y habrá que esperar a ver los resultados de esta noche para saber dónde se posiciona.

Esto es así, a pesar de que tanto el candidato del PSOE como el del PP han demostrado desde hace ya mucho tiempo su talente moderado y dialogante. Pero la política española está crispada y Sevilla no es una excepción. Se ha superado el bipartidismo PP-PSOE, pero hemos caído en la vieja dicotomía derecha-izquierda. Y eso condiciona y casi sepulta el debate sobre lo que debe ser el futuro de Sevilla, que es lo que de verdad importa.

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