la ciudad y los días

Carlos Colón

El peor error posible

CÓMO puñetas se van a someter los recortes a referéndum si vienen impuestos por Europa? ¿Acaso los sindicatos nos quieren llevar a una situación a la griega? Allí, tras años de desvaríos, se creó un caos casi de guerrilla urbana, cayó un gobierno, florecieron la izquierda radical y el nazismo, hubo que repetir unas elecciones y al final se logró un mínimo consenso… ¡para aplicar las directrices de Europa! Y en un clima dramáticamente resumido por esta noticia publicada ayer: "La crisis dispara la venta de pistolas y rifles en Grecia".

Puede haber matices en la interpretación de las directrices europeas. Debe exigirse que el sacrificio se reparta equitativamente y no recaiga casi todo su peso sobre los ciudadanos que el Estado tiene cogidos por los cataplines recaudatorios. Pero los matices no pueden someterse a referéndum, sólo consensuarse. Por ello urge el diálogo, no la confrontación; la situación exige el esfuerzo solidario, no el desahogo; España, en un momento que podría considerarse de emergencia nacional, necesita la cooperación entre Gobierno y oposición, patronal y sindicatos, gobernantes y gobernados.

La responsabilidad más grave del Gobierno no es tomar las duras medidas que está tomando, ni tan siquiera acertar o errar en algunas de ellas (lo que podría corregirse), sino explicar por qué es necesario tomarlas y, sobre todo, aplicarlas proporcionalmente a todos. Lo peor que podría suceder en estos momentos -porque sería imposible corregirlo- es que se extendiera la sospecha, o se evidenciara la certeza, de que a los más vulnerables se les exigen los mayores sacrificios mientras a los más fuertes se les atenúan. Esta sospecha o certeza desmoralizaría a la ciudadanía, alimentaría la demagogia, daría argumentos a quienes por la extrema derecha o la extrema izquierda querrían sacarnos de Europa y justificaría las huelgas que no hacen sino agravar nuestra gravísima situación. Lo errores puntuales pueden corregirse. La credibilidad en un Gobierno y hasta en el Estado es de difícil recuperación una vez que se ha perdido.

Titulares como el que leí ayer -"Decenas de miles de dependientes morirán esperando ayuda"- autorizan la desesperación. Editoriales como el que leí ayer -"Un Presupuesto sin la oposición ni las autonomías no aporta confianza a los inversores"- sume en la confusión, porque la realidad nos dice que ni la oposición ni, sobre todo, las autonomías están dispuestas a negociar un Presupuesto realista. Noticias como la que leí ayer sobre "casos en que se vendieron preferentes a personas analfabetas, discapacitadas y menores de edad" justifican la indignación.

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