Tenemos la vida plagada de pendulazos que nos llevan de Juanón a Juanillo en un momento y así nos topamos hogaño con la fiebre animalista que nos invade. Es una invasión para bien, pues quién no ha llorado ante la muerte de la madre de Bambi por los disparos de un malvado cazador. En La Familia de Pascual Duarte, Cela cuenta con todo tipo de detalles las putadas que los zagalones les hacían a los perros y el ejemplo más lacerante era el de separarlos a cuchilla cuando estaban apareados. Un horror que deja bien claro cómo era el comportamiento de algunos homínidos con los animales. Ahora, el péndulo ha alcanzado la otra orilla y así nos encontramos conque ya los perros podrán viajar en autobús. Todos los perros, no sólo los que hacen de lazarillo que llevan al invidente por la vía correcta, ya como los humanos, en el autobús y en todas partes. Pendulazo.