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La aldaba

Carlos Navarro Antolín

cnavarro@diariodesevilla.es

El pésame 'light'

Un mensaje de condolencia por WhatsApp no debería aceptarse si no está seguido de la asistencia al funeral

Las nuevas tecnologías acercan a las personas. Es la matraca con la que nos tratan de convencer a diario. Pues mire usted, que diría Felipe, depende. Porque en muchos casos los mensajitos de telefonía móvil sustituyen nada menos que a un pésame. Hemos pasado de asistir al velatorio y la misa funeral a acudir un momentito al tanatorio a cumplir con los parientes del finado e, incluso, a despachar a los deudos del muerto con un mero mensaje de texto. Algunos entran en ciertos chats en los que a la felicitación navideña de diciembre le sigue el de la dirección de la caseta de Feria en abril y posteriormente el de lo siento mucho por la muerte de tu padre en mayo. Así, sin más. Es el pésame de bajo coste, la condolencia light, como la mantequilla, la Coca-Cola o el tabaco. Los tanatorios se cargaron los funerales en las parroquias como los servicios de mensajería han fulminado la visita en persona para darle el abrazo al viudo, la hija o la hermana. De los que acuden al velatorio, a la misa de funeral y a la de los ocho días quedan menos que curas que sepan cantar la Salve en latín. No digamos al entierro. Cada vez hay menos gente en los entierros. Y no porque en la esquela rece que el duelo despide en la capilla, sino porque directamente ya ni se concibe acompañar a los familiares hasta el instante final. No olviden a los caraduras que se dejan ver solo al inicio o al término del funeral para cumplir en plan dolientes máximos, pero que habitualmente son trincados por el cuñado chivato de turno. Pero nada comparable a ese pésame de WhatsAppque directamente no merece contestación. El otro día nos exhibieron uno con menos detalles que un Seat Panda y para quitarle hierro al amigo enojado no se nos ocurrió otra salida que ponderarle que el mensaje, al menos, estaba escrito con todas sus letras y con todas sus tildes. La mirada que nos echó el amigo se queda para el recuerdo. Hasta hay mensajes tan de cumplido que dan el pésame por la muerte de un padre cuando la que se ha muerto es la madre. Tierra trágame. La culpa es de la rapidez, las nuevas tecnologías, el estrés y todo lo que ustedes quieran. El caso es que igual que no se debe aceptar una invitación a una boda que no esté cursada dos meses antes o a un almuerzo que no sea convocado, al menos, con una semana de antelación, no se deberían aceptar mensajes de pésame que no sean seguidos por la debida asistencia al funeral. Y no me olviden los pésames publicados en las redes, en algunos casos de forma masiva por tratarse de muertos de mucha notoriedad pública, pero con funerales con menos de un cuarto de entrada. El pésame exhibido es una modalidad distinta pero no distante del pésame de bajo coste. Ay, si el mensaje de condolencia costara cinco céntimos...

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