ESTÁ claro como el agua clara y desde que el mundo es lo que es que cuando uno se lanza a sostener un pulso es para ganarlo. Para ganarlo o para afrontarlo con ciertas garantías de victoria y no para ir a la guerra con un tirachinas. Lo de la Española con el Betis es de un empecinamiento feroz, pero la torpeza del Betis en sus planteamientos es de aurora boreal. Se ha movido con una incompetencia memorable, hablando tonterías en público, no yendo a la raíz del problema y sí a un pulso perdido. ¿O es que alguien ha creído alguna vez que el Barcelona iba a dejar pasar la oportunidad de jugar con el Betis lejos de Heliópolis?

Todo lo que el Barça ha presionado en esta historia, empezando por reservar alojamiento en Cádiz a ver si caía la breva, ha tonteado el Betis en una pelea contra los molinos de viento y mostrando unos argumentos que eran cualquier cosa menos argumentos mínimamente fundados. Ni desde esa cloaca mediática que sólo se utiliza para la difamación y la calumnia ni por boca de los dirigentes en declaraciones públicas, el Betis ha sido defendido con una chispa de enjundia y con un posicionamiento medianamente sólido. Sólo baladronadas a un organismo que ha demostrado de forma nítida que no tiene a este Betis, aún Real Betis Balompié, entre sus devociones.

Le han echado un pulso a la Federación sin pensar para nada en el equipo, en ese equipo que está en el sin vivir que es no saber dónde puñetas va a jugar a sólo treinta horas del partido. Y algún día se sabrá de quién partió la idea de que Cartuja le comunicase a la Española que su estadio no estaba en condiciones de ser utilizado, ¿quién fue el genio que creyó que de esa manera iban a tener compasión de él en las altas instancias vasco-catalanas? Y es que este desamparado Betis ha ido a plantearle un pulso a los que verdaderamente mandan para darle tres puntos al Athletic y la posibilidad de que los del cochinillo jueguen en campo neutral, no de visitantes.