La ciudad alcanzó el fin de semana la barrera psicológica de los 20 grados, que hoy se convertirán en unos benditos 22. Ese calorcillo que tan bien sienta al sevillano, y no digamos al visitante, persistirá durante toda la semana que viene. Aún no será primavera y vestir manga corta seguirá siendo algo excesivo, pero Sevilla ya vuelve a parecerse a Sevilla más que a Helsinki. Esta estampa de ayer en el Muelle de la Sal de un ciudadano disfrutando de los innumerables beneficios que proporciona el sol es la imagen perfecta para resumir las ganas que había en Sevilla de disfrutar por fin de su astro rey y, sobre todo, de olvidar los pasados rigores invernales.
Comentar
0 Comentarios
Más comentarios