SONABA monocorde, lastimero, sin solución de continuidad, el "pobre de mí" conque el personal le da pase de la firma a los sanfermines y me cuentan que este año se ha notado el bajón económico como ni a imaginarse. La plaza de los toros estaba como siempre, llena, pero se notaba en el ambiente de la capital navarra una especie de sordina que filtraba las sensaciones. La fiesta estaba bien, claro que estaba bien, pero algo revoloteaba en la vertical de Sarasate, Estafeta, Plaza del Castillo o la Taconera que la impregnaba de un velo extraño. Lo que sí ha tenido el empuje habitual es la corrida de por la tarde en el coso pamplonés, pero también había algo de irreal y era el triunfalismo de una plaza que antes era más exigente a la hora de la concesión de trofeos.¿Habrá incidido también la crisis? ¿Con la lluvia de orejas no se habrá querido maquillar la mohína que nos ha traíado este puñetero estado de cosas?