Las empinadas cuestas

amparo / rubiales

Con poder

HE sido obcecada en pelear para que las mujeres tuvieran poder propio y no delegado por los hombres. Tuve la fortuna de acceder a la educación universitaria cuando las mujeres de mi generación no lo hacían y comprendí lo injusto que era el que por haber nacido mujer nos condicionaran nuestra libertad de decisión. Sólo teníamos un objetivo: ser esposas y madres. Quise que tuviéramos poder propio, no porque seamos mejores, sino porque somos la mitad de la humanidad. Razones de justicia y de eficiencia.

Algo tan sencillo, sigue sin ser entendido por muchos sesudos varones, que incluso se atreven a decirlo en voz alta. Claro que no basta con ser mujer ni joven, pero tampoco con que siempre manden hombres, más bien mayores. Porque, entre otras cosas, este monopolio de ejercicio del poder no ha dado muy buenos resultados y tenemos un mundo que es una porquería. Vamos a intentar compartirlo, para ver si así lo hacemos más soportable. No sólo el poder político, sino en todas sus vertientes. Hagamos la vida compartida.

Hemos trabajado por ir alcanzando cuotas de poder y, con mucho esfuerzo, lo vamos consiguiendo. Cuando empecé en política, allá por los años 70, era mujer excepción, luego quise ser mujer cuota y ahora celebro que las mujeres empiecen a tener poder propio en todos los frentes, de la derecha y de la izquierda, de la política y de la universidad, del campo y la ciudad. El poder de las mujeres avanza sin guerras contra los hombres, aunque muchos no lo entiendan e incluso les siga dando miedo que rompamos el papel de sumisas asignado.

Hoy, después de las barbaridades que sobre ella dijeron, empiezan a aceptar que una mujer, Susana Díaz, tenga el mayor poder institucional y orgánico del socialismo; les gustaría que se quedara ahí, pero se extiende: en Sevilla otra mujer, también joven y poderosa, Verónica Pérez, asume el poder de la más numerosa organización del PSOE; le discutirán, cómo no, si está capacitada para ello. Cuando se elegía a un hombre nunca se planteaba, a ellos la valía se le supone, nosotras tenemos que demostrarlo. Lo hará.

No son hechos reducidos sólo a la política: esta semana seis mujeres jóvenes fueron premiadas por tener las mejores trayectorias académicas en universidades andaluzas. Sí, "el futuro andaluz tiene nombre de mujer", pero no sólo en Andalucía: ahí están Brasil, Alemania, Argentina, Chile pronto, nos gusten más o menos. Es justo y necesario.

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