CON el solar patrio convertido en un inmenso corral de vecinos, hoy corrala, en el que abunda la pelea y el más guarro/a eres tú, la cola del Inem se pone ya en casi cinco millones de personas, una barbaridad. Una barbaridad y un dolor mientras se asiste con la estupefacción más desorbitada al cruce de venablos entre esa clase política que mejor no hubiese aparecido en nuestras vidas. Va alargándose dramáticamente la cola de parados mientras arden los contenedores como la imagen más gráfica de la situación. Arden las basuras y arde la convivencia como idóneo caldo de cultivo para el estallido social. Lo venimos diciendo ya hace años, que a la situación sólo le faltaba la aparición del hambre para asemejarse a épocas que nunca debieron olvidarse. Y mientras, los políticos corruptos afeándole la conducta a sus contrarios correligionarios en esta podredumbre. Un espanto inadmisible.
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