La aldaba

Carlos Navarro Antolín

cnavarro@diariodesevilla.es

El portavoz agreste de Vox en el Parlamento

Entiende la nueva política como el soldado que avanza con la bayoneta calada sin ningún criterio

Va por las redes sociales con la bayoneta calada como animoso soldado del ejército de adanistas del que se considera un oficial destacado. Es de esos tipos que presumen de afirmar lo que otros callan, esa clase de ser que te dice eso de "te voy a hablar muy claro", con el error de no considerar que el interlocutor puede tener el mismo valor o superior para responder con estilo directo. Se cree especial, el más valiente, el más libre, el menos contaminado, el único capaz de disparar contra todo bicho viviente. Está convencido de que toda crítica responde a un interés oculto, que el escaño es un carro de combate blindado y que sólo él es dueño de su hambre. Tiene el grupo parlamentario hecho unos zorros (y zorras), dirigido con la mano derecha del ordeno y mando y escuchando menos al prójimo que en la calle del infierno.

Aprieta con facilidad el gatillo en las redes sociales y carece de elegancia. Quizás crea que la elegancia consiste en un pin en la solapa, una montura de gafas, la barba bien arreglada o sencillamente se trate de un síntoma de debilidad. O tal vez no le salga la elegancia porque carece de ella y, como es natural, el pelo de la dehesa tiene más fuerza que cualquier postureo con caducidad. Sí, el portavoz de Vox en el Parlamento de Andalucía es mejorable.

El otro día la emprendió por enésima vez contra un periodista de un medio de la competencia y antier dijo que una diputada de su grupo carecía de calidad humana, con el desdén de quien escupe en el retrete antes de tirar de la cisterna. A esta forma de ejercer la política sólo le falta el serrín en el suelo y el palillo en la boca. Mucha gente de buena fe ha confiado en un partido que basa su éxito en pilares muy específicos: la defensa de la unidad nacional, la denuncia de aspectos mejorables en la Ley de Violencia de Género, cosa en la que coinciden profesionales de muy diversas ideologías, y un concepto muy particular de defensa de las fronteras. Pero este tipo va de sobrado, cree que todo el mundo envidia su cargo y se lo quiere arrebatar, su estilo chirría y ha provocado la respuesta hasta de destacados miembros fundadores de su partido.

Tal vez las bravuconadas verbales le generen un puñado de votos del sector más radical, pero también le pondrán un tope a su margen de crecimiento. Alguien debería darle unas clases de educación básica. La dureza nunca conduce al centro, que es donde los partidos políticos crecen. El PSOE ganó unas elecciones en los años noventa a base de igualar al PP con un dóberman. Y ahora este portavoz adanista calará la bayoneta. Es el único valiente en las Cinco Llagas. Esperamos con impaciencia su nuevo ladrido. Guau. Pero no es valiente, es agreste.

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