Alto y claro

josé Antonio / carrizosa

Un presupuesto complicado

SE le puede poner como fecha oficial de inicio la crisis por el desalojo de la corrala Utopía, en abril de este año, que estuvo a punto de romper el Gobierno de coalición que manda en Andalucía desde las elecciones autonómicas de 2012. Pero lo cierto es que ya antes se habían producido tensiones soterradas entre Izquierda Unida y el PSOE y que el clima de puertas para dentro presentaba síntomas de deterioro. Tan cierto como que el incidente de la corrala, en el que la formación comunista se mantuvo firme en el pulso que le echó Susana Díaz, no sirvió como vacuna a los enfrentamientos y éstos desde entonces no han hecho otra cosa que menudear, aunque ninguna de las dos formaciones han alardeado de ello porque entienden que no les beneficia un escenario de ruptura. En la larga lista de desencuentros se pueden anotar, sin ánimo de hacer una relación exhaustiva, el bloqueo al intento de IU de cobrar un impuesto a las grandes superficies comerciales, la política de realojos en viviendas sociales, la actuación de la presidenta de la Junta en relación a las grandes empresas e instituciones financieras o, la última por ahora, las críticas desde el socio de Gobierno a la decisión de la Consejería de Medio Ambiente de flexibilizar las normas de disciplina urbanísticas para dar más facilidades a los ayuntamientos y relanzar la construcción.

¿Quiere esto decir que hay unas malas relaciones enquistadas y que se puede hablar de riesgo de ruptura del pacto? En estos momentos sería ir demasiado lejos. Pero en la negociación presupuestaria que debe coger velocidad después de las vacaciones de verano va a estar la clave. El Presupuesto de 2015 no será expansivo y habrá que mirar con lupa el destino de cada euro con el objetivo de contribuir a la incipiente recuperación de la economía. Entra dentro de la lógica que se produzcan diferencias de calado entre lo que unos y otros consideren que deben ser las prioridades. Hasta dónde esté dispuesto a exigir Antonio Maíllo y los suyos en la negociación presupuestaria y hasta dónde vaya a ceder Susana Díaz, que no debe ser mucho, marcará la estabilidad del bipartito.

La cuestión es complicada porque intervienen factores de coyuntura política que condicionan la situación. Por un lado, la cercanía de las elecciones municipales en las que todos los partidos andaluces se la juegan y donde la presidenta andaluza, si el Gobierno aguanta hasta entonces, intentará demostrar la fuerza que le atribuyen las encuestas arrebatando al PP alguna capital emblemática. Por otro, el factor Podemos, que ha hecho entrar en pánico a IU ante la aparición de una fuerza que le disputa el discurso y el espacio y que está llevando a la formación liderada por el PCE a radicalizar aún más sus posiciones. Esta circunstancia hace que cada día los comunistas del Gobierno andaluz estén más alejados de los postulados de moderación que representa Susana Díaz, convencida de que para ganar con contundencia unas elecciones autonómicas necesita convencer a un electorado de centro que no ve, hoy por hoy, alternativa en el PP.

Así las cosas, den por hecho que el Presupuesto andaluz de 2015 va a ser complicado de sacar adelante. Si las posiciones se demuestran irreconciliables, la ruptura del pacto está servida y las elecciones, que teóricamente tocan la primavera de 2016, las podemos tener a la vuelta de la esquina.

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