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editorial

Los presupuestos municipales del PP

SEVILLA tiene encima de la mesa desde ayer nuevos presupuestos, los primeros tras la llegada de Juan Ignacio Zoido (PP) a la Alcaldía. Las cuentas municipales, que todavía deben ser objeto de tramitación y debate político, dibujan un panorama preocupante para el futuro inmediato del Consistorio y, en general, para los servicios públicos que de forma directa o indirecta están vinculados a su fortaleza financiera. La crisis económica auguraba unos presupuestos restrictivos y forzosamente austeros. Efectivamente, así son. Las nuevas cuentas nacen lastradas por el incremento de la carga financiera municipal, que se sitúa ya cerca de los 70 millones de euros. En parte debido a la operación global de refinanciación que en 2008 logró dilatar en el tiempo la deuda municipal, pero también como resultado de la liquidación negativa de las transferencias de otras administraciones. Con esta coyuntura, el ejecutivo de Zoido no tenía demasiado margen de movimiento, si bien ambas circunstancias, de las que el gobierno local responsabilizó ayer a sus antecesores, eran absolutamente previsibles. El gran mérito de estos presupuestos no es el relativo recorte de personal ni la reducción de los gastos corrientes, sino el compromiso de pagar a los proveedores externos. Un gesto que, aunque en términos macroeconómicos no sea sustancial, sí contribuirá a que muchas empresas no se vean abocadas al cierre por los impagos del Ayuntamiento. La principal prioridad política -la creación de empleo- queda, sin embargo, diluida en las cuentas, que se limitan a constatar la evidente debilidad de las arcas municipales más que a impulsar programas de choque frente a esta situación. La hipotética subida de las inversiones puede considerarse una mera esperanza: está sujeta a operaciones de venta de patrimonio -el edificio de La Gavidia, por ejemplo- bastante difíciles de materializar, cosa que se contradice con el discurso de que estos presupuestos son voluntariamente "realistas" y no están "inflados". Habrá que esperar a ver las cuentas de las empresas para poder evaluar con rigor el impacto de estos recortes sobre los servicios municipales.

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