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DERBI Sánchez Martínez, árbitro del Betis-Sevilla

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francisco José Ortega

El principio de proporcionalidad

LA edición de 2015 del Código Disciplinario de la Federación Española de Fútbol retocó la de 2007 con el cadáver aún caliente del hincha del Deportivo que había fallecido en el Vicente Calderón y se olvidó de uno de los fundamentos del Derecho, que es el principio de proporcionalidad a la hora de imponer las penas por las diferentes faltas o delitos. Para entendernos, no se puede decretar una cadena perpetua para el delincuente que ha robado un banco. Salvando las distancias, por supuesto, más o menos lo mismo está sucediendo con el Sevilla en esta guerra en la que se ha visto envuelto entre Javier Tebas, Villar y sus seguidores más radicales.

Sin justificar ningún tipo de violencia, ni siquiera verbal, es imposible entender una propuesta de sanción para el Ramón Sánchez-Pizjuán de cuatro partidos por el delito de que se hayan vertido insultos en una parte de su graderío. Es desproporcionado y, por tanto, la mayor de las injusticias.

Después ya vendría el segundo de estos desequilibrios. ¿Sólo se insulta en el Sánchez-Pizjuán o en el Benito Villamarín, que también ha sido objeto de informes desde que en las cercanías del Vicente Calderón fuera asesinado un hincha del Deportivo? No, rotundamente no, y de ahí la indignante mentira que azota al fútbol. Porque el mismo día en el que se recoge en el informe del Sevilla-Barcelona gritos de "písalo, písalo" a Messi, en el reportaje del canal de la LFP se oyen gritos de "písalo, písalo" a un jugador del Betis. No lo escuchó el informador de la LFP. Como tampoco registraron sus oídos el "Iago Aspas, muérete" en Villarreal que también se escucha en el reportaje del canal de la Liga.

Al futuro jurídico del Sevilla, ahora, le vendría bien una condena por parte del colectivo Biris de la violencia verbal, pero al final, la consecuencia de esta irracionalidad de la Liga y la Federación es el efecto contrario al perseguido, es decir, que todos los seguidores, en este caso los sevillistas, se radicalicen en sus planteamientos.

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