La ventana

Luis Carlos Peris

Unas prisas que no deben sorprender

ALERTA amarilla, los toldos en pleno proceso de instalación en el centro, la barrera del sueño hecha cisco, el aire acondicionado a tope, he aquí el verano y sus consecuencias. Con la cantidad de partidarios que arrastra esta estación y lo complicado que resulta contrarrestar sus efectos. En cambio, cuando el frío arrecia se abriga uno convenientemente y punto, se acaba el problema. Estamos en los primeros embates serios del verano y eso que aún no entró oficialmente según dicta el almanaque. Pero no debe extrañarnos el adelanto, pues en lo más recóndito del arcano tengo archivado un día de San Antonio en que los pájaros se desplomaban asfixiados. 13 de junio de 1981, los mercurios disparatados y un cielo panza de burra que parecía querernos aplastar contra el asfalto. No debe sorprendernos, por tanto, las prisas que se ha dado este estío en aparecer.

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