Sin procesiones

La historia e importancia de nuestras hermandades está desde la cruz de guía al último músico

Otro año más sin pasos en la calle y van dos, decía el otro día un sevillano a otro. Perdonen si les corrijo, sin pasos en la calle no, sin procesiones, que no es lo mismo. Porque pasos en la calle se ven, como en mudás u otras circunstancias, pero eso no es nuestra SemanaMayor. Y me han parecido oportunas las palabras del delegado municipal de Fiestas Mayores cuando dice: "Este parón debe servir para reflexionar sobre lo que estaba distorsionando la Semana Santa". Y una de las cuestiones que en mi opinión se ha ido distorsionando son las procesiones en sí. Porque ellas son la manifestación genuina de nuestras hermandades y cofradías en las calles de la ciudad. Y en esa ceremonia religiosa y festiva consiguen transformar Sevilla en el lugar de encuentro y celebración de nuestra primera y mayor fiesta de la ciudad.

Las hermandades y cofradías, como organizaciones, están mejor que nunca. Eso es bueno. Pero el mayor número de hermanos en las comitivas y de personas que las contemplan ha desvirtuado la relación entre la procesión y el público. Los desfiles son más largos y hay más gente en las calles en una ciudad y un transcurso de tiempo que no han cambiado. Una de las respuestas ha sido poner mayor interés devocional en los pasos y en las imágenes y menos en el desfile, debido a la duración del discurrir de la procesión y a la menor movilidad de la muchedumbre.

¿Recuerdan cómo nos movíamos como fluidos, acomodando la dirección a la de los demás? No ha ocurrido en todas las cofradías por igual y aún se puede apreciar la comitiva en su pureza en ciertos momentos y lugares, aunque cada vez son más escasos. Aglomeraciones, seguridad y disfrute íntimo y colectivo empezaban a no estar en armonía, como se ha podido comprobar en ocasiones. Y no sabemos adónde nos llevaba ese camino.

La reflexión era obligada y ahora tenemos la ocasión. Orden y equilibrio son la clave. Orden de la comitiva y equilibrio entre las hileras de penitentes y los pasos. En toda la procesión. Quizás hemos podido olvidar que los nazarenos ordenados en parejas y en tramos son una parte esencial de nuestra manera de celebrarlo. Quizás la devoción y la admiración por la perfección de las imágenes ha podido fijar nuestra atención en los pasos, considerando las largas filas de nazarenos como un intermedio. No es así. La historia e importancia de nuestras hermandades está en el desfile en su totalidad. De la cruz de guía al último músico. Porque la procesión es la historia de la cofradía o hermandad en la calle, a través de un protocolo estricto seguido durante años.

¿Hemos perdido colectivamente el sentido para estar en las calles de Sevilla viendo la Semana Santa? Ahora tenemos la posibilidad de reflexionar sobre ello, aprovechando el parón que menciona el delegado municipal utilizando la expresión tan clara para los sevillanos cuando hablamos de procesiones. ¿Cómo queremos todos que sea la próxima estación de penitencia? Como siempre hemos querido, cada año mejor.

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