La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Sí os representa

Los manifestantes hacen lo mismo que su aborrecido Trump dijo que haría en el caso de no ganar

Si Trump hubiera perdido las elecciones, y sus votantes se manifestaran no siempre pacíficamente poniendo en cuestión el resultado de las urnas, hubiera sido de lo más fácil y agradecido identificar en ellos a la América profunda de gente con sobrepeso, inculta hasta rozar el analfabetismo, adicta a los sofás y a la basura alimenticia y televisiva, dada a desahogar su rencor y su envidia culpando al sistema de sus fracasos, armada hasta los dientes si se puede pagar un pistolón, xenófoba, machista y racista. Además de recordar que su amado líder puso en cuestión el resultado de las elecciones en el caso de que no las ganara.

Pero he aquí que quienes lo ponen en cuestión y protagonizan las no siempre pacíficas manifestaciones de Washington, Nueva York, Minneapolis, Portland, Denver, San Francisco, Filadelfia, Chicago, Los Ángeles y otras ciudades son los votantes de Hillary. El mismo hecho, rebelarse contra el resultado electoral y montar un pollo callejero, tiene entonces una lectura por completo distinta: es la lógica y justa indignación de los sectores más ilustrados, urbanos, tolerantes, integradores, pacifistas, igualitarios, ecologistas y progresistas.

Irrita que una misma actitud y unos hechos idénticos tengan interpretaciones tan distintas en función de un criterio que, para qué vamos a negarlo, tiene un componente profundamente clasista y elitista, además de antidemocrático. Trump ha ganado y a casi todo el mundo sensato le ha sentado como una patada en la espinilla o en otro sitio más delicado. Pero ha ganado. Y el comportamiento esperable de Hillary y Obama reconociéndolo no se ha correspondido con el de una parte de sus votantes y simpatizantes que, además de no aceptar el resultado, en algunos casos han formado barricadas y roto los cristales de algunas sedes republicanas y bancos.

No pasará nada, porque junto a Inglaterra este es el país con una más larga e ininterrumpida tradición democrática. Pero precisamente por eso es preocupante que allí se ponga en cuestión el resultado de unas elecciones. Pregúntense los demócratas por qué ha ganado Trump, por qué presentaron una candidata tan poco querida como Hillary, qué hacer legal y democráticamente para frenar los anunciados disparates del nuevo presidente y para ganar las próximas elecciones. Y desistan de hacer lo mismo que su aborrecido Trump dijo que haría en el caso de no ganarlas.

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