La esquina

José Aguilar

jaguilar@grupojoly.com

La república, más lejos

La violencia y la actitud de Torra han destrozado el mito del pacifismo, el civismo y la alegría del proceso 'indepe'

La rotundidad y solidez de la sentencia condenatoria (aun descartando la rebelión), la violencia callejera (consiga o no el muerto que van buscando) y la enajenación e incapacidad de Quim Torra para liderar el proyecto político (incluso para liderar una comunidad de vecinos) hacen que una república de Cataluña liberada al fin del yugo español esté cada vez más lejos.

Cuando pasen los días de caos y destrozos, que pasarán sin duda, con sufrimientos y daños, quedará esto: la convivencia ciudadana se habrá rasgado aún más, los heridos se lamerán las heridas que no sufrirán quienes les incitaron, los políticos presos continuarán en la cárcel a la espera de terceros grados dentro de unos meses, la Generalitat seguirá paralizada, los catalanes vulnerables y las víctimas de la crisis esperarán inútilmente una política social que les socorra, el nuevo referéndum de autodeterminación no se celebrará nunca, unos cuantos miles de turistas dejarán para otro momento su viaje a Cataluña y en todo el mundo se difundirá la imagen de una Barcelona ardiendo. En este horizonte inmediato la República no aparece por ninguna parte.

La sentencia, por ejemplo, dedica doscientas páginas a desmontar todas las falacias con que los condenados pretenden acudir al Tribunal de Estrasburgo para invalidar su sentencia: ni se ha vulnerado su derecho a la libertad ideológica, ni la libertad de expresión o reunión, ni se les ha privado de las garantías de un juicio justo ni se les procesó por ser independentistas, sino por vulnerar la Constitución y el Estatut y desobedecer a los tribunales. Otra pega para la internacionalización del conflicto, tan buscada por los secesionistas y tan imposible ya. La imagen de cuatro funcionarios de la embajada catalana en Berlín dando una rueda de prensa contra la sentencia a un único periodista alemán (representante de una publicación de la izquierda radical) lo dice todo.

También la crecida de la violencia ayuda al alejamiento de la independencia. Ha tenido la virtud de destrozar los últimos vestigios del mantra del pacifismo, el civismo y la alegría del proceso separatista que nos habían vendido. Y Torra ha jugado otra vez un papel decisivo, al no desmarcarse de los presuntos terroristas detenidos en septiembre, comunicarse con su entorno, cortar carreteras él mismo y no desvincularse de las consecuencias de su consigna-demanda a los CDR:Apretad.

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