INDUDABLEMENTE, la noticia que ha reactivado el mercado de invierno es la vuelta de Fernando Torres al Atlético de Madrid, su club del alma. La vuelta del hijo pródigo es el título de muchas informaciones que dan cuenta del retorno a casa del madrileño. Los buenos oficios del Mono Burgos acerca de Simeone han hecho que el aprecio del primer entrenador se acrecentase para urgir el fichaje del que fuese su compañero en el Calderón.

¿Es una operación positiva o será una reedición de eso de que las segundas partes, etc. etc. etc.? Imposible adivinarlo, pero me da que Simeone, que suele tener buen ojo como auténtico animal de fútbol que es, no ha errado. Aunque le está yendo aceptablemente bien con el balcánico Mandzukic y Griezmann explotó en San Mamés el otro día, creo que a la filosofía de fútbol que el Atleti tuvo siempre y que ahora quiere recuperar Simeone, Torres le viene que ni al pelo.

Al Atleti le ha venido muy bien de toda la vida esperar al contrario para cogerle las espaldas mediante una velocidad de vértigo. Aquello de los tres puñales que surgió con ocasión de una exhibición a la contra con Bezerra, Gárate y Ayala fue pulido y mejorado con Luis Aragonés en el banquillo. En la contemporaneidad, primero con Falçao y al año siguiente con Diego Costa, el Atleti de Simeone volvió a desempolvar esa filosofía de juego y le fue estupendamente.

Con la marcha de Costa, las transiciones no contaban con la ideal punta de velocidad del matador y ahora quiere Simeone que Torres tape esa carencia. No sé si en el caso de que Griezmann hubiese explotado antes de que llegase su noche grande de Bilbao, el Cholo hubiera insistido en la vuelta de Torres. Es una incógnita que difícilmente se despejará, pero que el argentino sabe lo que quiere, qué es lo mejor para su tropa y sabe cómo conseguirlo, ¿alguien lo duda?