EN días como hoy, Manuel Chaves era noticia como ciudadano a pie de calle que ejercía de abuelo para ver la cofradía de los Estudiantes en la Puerta de Jerez. Pronto serán los estudiantes de Historia quienes debatan sobre los éxitos y fracasos de la era Chaves en Andalucía. Hemos crecido a la par que seguimos siendo los campeones del paro. Zapatero lo quita del cartel electoral, en una decisión arriesgada, para tenerlo en Madrid como reina madre por partida doble: presidente del PSOE y presidente de honor del Gobierno andaluz, donde la gestión queda en manos de su amigo José Antonio Griñán, por fortuna un político serio. Se equivocaron quienes decían hace una semana que Chaves se sucedería a sí mismo. Vuelve al Consejo de Ministros, donde Felipe González le apeó de la cartera de Trabajo para enviarlo en 1990 de procónsul a Andalucía con el fin de apartar a Borbolla como voz cantante. Y ha durado lo que ni él podía imaginarse. De nuevo, las necesidades del partido le encaminan a una misión especial, probablemente la última: sofocar el gallinero autonómico para que el reparto de la financiación dé paso a pactos que estabilicen la precaria mayoría socialista en el Congreso de los Diputados durante los peores años de la crisis económica.

La vida política andaluza queda depreciada con esta forma de quitar y poner gobernantes. A los andaluces nadie les ha consultado que su presidente, al que han votado seis veces seis, sea transferido con carácter de urgencia al Gobierno de la nación para mejorar un Gabinete decepcionante que nos ha hecho perder un año. Y vuelve a evidenciarse que Andalucía no es una autonomía de primera. Dudo que veamos alguna vez a un molt honorable Montilla o a un lehendakari López desalojados de Sant Jaume o de Ajuria Enea, respectivamente, para meterlos en el pack de una remodelación de Gobierno en La Moncloa. Esa revirá la entenderían como devaluación de su autogobierno, como si fueran gobernadores civiles de quita y pon.

Hay una promesa de Chaves que ya se va a cumplir seguro: no vivirá en San Telmo. Irá de visita.