LA Cabalgata de Reyes Magos de Carmona iba a festejar este año un hito en la lucha por la igualdad: por primera vez en la historia una de sus vecinas encarnaría al rey Gaspar. La elegida era Maribel Montaño, la portavoz del gobierno de Sevilla, nacida en dicha localidad de la Campiña. Días después, la socialista manifestó ilusionada en una publicación de moda cómo iba a ser su disfraz: un vestido de princesa, con corona, por supuesto, y sin barba. La primera reina maga. Demasiada innovación, pensaron en la peña que organiza el desfile. O reina o nada, pensó Montaño. Ni siquiera el discurso feminista más radical es capaz de sostener este argumento. Sin duda, Montaño ha perdido la oportunidad de dar una lección de igualdad.