¡Al rico pene!

EDITOR DE LA 'REVISTA MERCURIO'

El paseante contemplativo tiene sus riesgos. Uno se queda de pronto ensimismado, admirando lo mismo una bella espadaña conventual que una paloma atropellada y majada en el suelo. Todo nos produce deleite, más aún en la hora baja del atardecer. Por la calle Cuna, junto al Salvador, solemos admirar las boutiques del amor dedicadas a embellecer a los novios para su día grande. Algunas piezas para novia y ciertos chaqués de fantasía nos causan cierta apoplejía. Pero no podemos evitar el encanto que, en el fondo, nos produce ver nuestro reflejo fantasma sobre la luna del escaparate y, detrás, el chaqué color cogollo de Tudela.

Sin salir de Cuna, ahora nos hemos vuelto a quedar embobados, admirando esta vez los penes y chochos que ofrece en su escaparate la pastelería erótica La Verguería. De ahí, como se decía, el riesgo del andarín ocioso. Porque uno, en modo mirón, se queda observando detenidamente el gofre en forma de polla (vergofre) y de vagina (chochofre) que ofrecen las vitrinas del nuevo negocio. Durante días vimos la larga cola que aguardaba su turno para zamparse una riquísima verga. La nueva delicia se puede regar además con licor de café Baileys o de Ruavieja (preferiríamos, ya puestos, un riego de simpático semen simulado con sabor a sirope). Como saben, este periódico denunció el llamativo cartelón de color fucsia del negocio, impropio del casco histórico. El servicio de Disciplina Urbanística del Ayuntamiento y la Ordenanza de Publicidad obligan ya al establecimiento a eliminar su feo rótulo para cuidado del caserío y del ya de por sí herido entorno de esta parte de la ciudad. Nos parece acertado que se adecente el exterior del negocio. Pero, para compensar, La Verguería debería reaccionar con mayor despliegue de vergofres y chochofres en sus vitrinas, cara al desprejuiciado público. Entre tanto dulzor sin calorías, en La Verguería su punto de sal picantona lo pone el llamado "hot dog más caliente": la Verga Hot Dog. Al parecer se le puede añadir salsa de queso por un euro, aunque obviamente el valor fantasioso de la salsa no tiene precio…

Nada hay como la democracia consumista. Si la confitería La Campana expone sus entrañables nazarenitos en Semana Santa, ahora La Verguería puede mostrar su despliegue de nabos rellenos de choco Kinder, Nutela o yogur griego. Que se sepa, hasta ahora el feminismo ultra no ha realizado acción alguna contra esta ostensible muestra de falocracia pastelera (se venden muchos más penes que chochos y son más llamativos, de ahí el nombre de la pastelería). El patriarcado, ay, está de dulce.

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