La ciudad y los días

carlos / colón

Yo estuve en el rodaje de 'María Estuardo'

SE cuenta que John Ford odiaba su película María Estuardo, que además de parecerle mala le traía feos recuerdos de un lío con Katharine Hepburn. Y que cuando el director la emprendía con el equipo en una de sus famosas terriblotidas -estupenda palabra, no sé si inventada por mi padre o importada de la vieja redacción del Abc, que alude al cabreo con pérdida de papeles- un técnico perro viejo se acercaba a él y, como el que no quiere la cosa, le decía: "yo estuve en el rodaje de María Estuardo". Y el colérico genio se venía abajo.

El alcalde debería imitar al viejo maestro y no desperdiciar palabras cuando la oposición arremeta -como le corresponde hacer, que para eso está- contra él. Durante la bronca que le montaron a propósito de la huelga de Lipasam replicó: "Ustedes hoy no pueden dar ninguna lección. No deberían haber estado nunca tras la pancarta". Sobrada razón, pero demasiadas palabras. Yo sólo les diría una: setas. Como mucho dos: Metropol Parasol. Y si no se rendían añadiría: ciento diez millones de euros. Y ni una más.

Ya sé que, a diferencia de Ford, el PSOE no se arrepiente de sus mamarrachos pasados. Es más, los reivindica sacando pecho de modernidad. Pero el partido que dejó Sevilla como la dejaron los socialistas, y perpetró las setas, debería tentarse la ropa antes de acusar a nadie de gobernar mal la ciudad. No ignoro que la consigna exige decir que Rajoy es el peor presidente de la democracia y Zoido el peor alcalde que ha tenido Sevilla. Siempre hemos sido un eco de Madrid. Pero de momento no reúnen méritos para arrebatarles a Zapatero y a Sánchez Monteseirín sus coronas.

No es que la oposición deba estarse muda y con cenizas de las setas sobre la frente. Pero debería tener cierta cautela al acusar de mala gestión. En este país -y el vicio afecta por igual a socialistas y populares- parece que las responsabilidades se esfuman tras cada elección. La amnesia es cómoda, desde luego. Pero, como escribió Cervantes, todos somos hijos de nuestras obras. También los partidos. Y tan malo es pasarse la vida echándose en cara viejas afrentas como acusar, al minuto siguiente de pasar a la oposición, de cosas menos graves de las que se hicieron cuando se gobernó. Lo que no quiere decir que el actual Ayuntamiento lo esté haciendo todo bien, ni muchísimo menos. Pero hasta el momento no ha perpetrado algo parecido a las setas.

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