La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Los rótulos comerciales son patrimonio

Por idiotas nostálgicos tomaban a quienes los defendíamos como seña de identidad de Sevilla

En diversas ciudades españolas han ido surgiendo movimientos para la salvaguarda y puesta en valor de los rótulos comerciales. Recientemente se han unido en la Red Ibérica de Defensa del Patrimonio Gráfico. Como su portavoz ha dicho: "Las ciudades se están unificando en todo el mundo. La globalización nos está llevando a unas ciudades zombis en las que todo es igual, con las mismas tiendas y la misma apariencia. Son calles similares estés donde estés. Pasa tanto en el centro de las ciudades como en muchos barrios". Para intentar frenar esta pérdida patrimonial o al menos salvaguardar algunos elementos, esta red reivindica y rescata en redes sociales los rótulos de comercios que dan personalidad a las ciudades y "cuentan la microhistoria de cada calle".

Piensen en lo perdido en el centro y los barrios de Sevilla. No sólo rótulos de extraordinario valor y belleza -recuerdo los de Pascual Lázaro y Los Corales en Sierpes, Casa Marciano en Lineros, La Española en Tetuán-, también escaparates magníficos incluso con estructura de vestíbulos -como los de Garach en Tetúan y azulejerías publicitarias. Si milagrosamente se conservan los del Studebaker, el Comercio y el Rinconcillo, la fachada de la fábrica de cerámica Santa Ana, Deportes Z en Sierpes o los cafés Saimaza en Goyeneta, ¿cuántos no se han destruido en interiores y fachadas?

Hace años que aquí se lucha siquiera por los azulejos publicitarios. Pero se empezó demasiado tarde. Entrevistado hace años por el compañero Juan Parejo, el investigador y conservador de bienes culturales José León Calzado decía: "La existencia antiguamente de un impuesto municipal sobre la instalación de paneles publicitarios en las calles llevó a que muchos fueran parcialmente ocultos con pinturas o directamente eliminados por sus propietarios. El paso del tiempo y la pérdida de su función comercial también han sido clave en su progresiva desaparición, pero han sido los derribos la principal causa de tal pérdida, pues en contadas ocasiones éstos fueron reinstalados en su lugar original". Cierto. Pero ello se debía a que nadie les daba valor. Los escaparates y fachadas comerciales han corrido peor suerte; y de los rótulos, ni les hablo. Por idiotas nostálgicos tomaban a quienes los defendíamos como patrimonio cotidiano y seña de identidad de la ciudad. Por eso me felicito de la creación de esta red de defensa del patrimonio gráfico.

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