En los últimos tiempos he dedicado en este apartado a recordar a personas relevantes para la ciudad de Sevilla que nos han abandonado. Así he recordado, por ejemplo, a José Elías, Ismael Yebra, Alberto García y Valeriano Ruíz. Es triste perder amigos, y también para la ciudad personas que tanto han contribuido a ella. Y volvemos de nuevo al recuerdo sentido. Nos abandonó hace ya unas semanas Jaime López de Asiaín. Catedrático de la Universidad de Sevilla, arquitecto, investigador y gran divulgador, fue Premio Nacional de Arquitectura y uno de los mayores expertos mundiales en arquitectura bioclimática. La ciudad de Sevilla, España y el mundo lo recordarán siempre por concebir el microclima de la Cartuja junto a los catedráticos Valeriano Ruiz, de Termodinámica, y Ramón Velázquez, de Termotecnia. Llegó a Sevilla en la década de los 60 para enseñar en la Escuela de Arquitectura, llevando a cabo una fecunda labor, dando lugar a una importante escuela de bioclimatismo urbano, en la que se incluye a su familia. Su contribución a informes, artículos científicos y libros es muy relevante. Hay que destacar dos de sus libros Arquitectura, Ciudad, Medio Ambiente, de 2001, publicado por la Editorial Universidad de Sevilla, un texto que ha suministrado luz a muchos profesionales de diferentes campos, y Vivienda social bioclimática. Un nuevo barrio en Osuna, de 2004, editado por la Escuela TS de Arquitectura de Sevilla, donde defiende la importancia de llevar las ideas más innovadoras a la vivienda social, evidencia de su compromiso con la ciudad y las personas.

Conocí a Jaime López de Asiaín en 1970, en los Cursos de Iniciación a la Universidad que organizaba el Colegio Mayor Guadaira. Allí, yo era un estudiante de Selectivo de Ciencias y pude tener una primera evidencia de la humanidad y empatía de Jaime López de Asiaín, contribuyendo a la formación universitaria de los más jóvenes. Estos días se ha destacado su capacidad profesional, especialmente en su liderazgo absoluto de la arquitectura y el urbanismo bioclimático. He podido asistir, años después de mi primer encuentro con él, a varios debates sobre el tema en su Estudio de Arquitectura, junto con su equipo, especialmente en los años de la Expo 92. Su percepción del tema y su capacidad de transmisión hacía que profesionales fuera del ámbito de la arquitectura nos impregnáramos de la importancia del mismo en la construcción de la ciudad necesaria. Y siempre con un toque de humanidad y proximidad muy destacable. Según figuraba en este diario el domingo 18 de septiembre, bajo el título 30 años de transformación territorial se celebrará del 3 al 8 de octubre en Sevilla la próxima edición de la Semana de la Arquitectura, marcada por la Exposición Universal de 1992. Creo sería una magnífica ocasión para rendir un merecido homenaje a Jaime López de Asiaín por el conjunto de sus aportaciones científicas y técnicas y por su contribución al bioclimatismo de la Expo 92, un ejemplo para el mundo.