DIRECTO Jueves Santo en Sevilla, en directo | Semana Santa 2024

El tiempo El tiempo en Sevilla para el Jueves Santo y la Madrugada

La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Lo siento, Martin Landau

Lo siento, amigo Landau: para muchos de nosotros sigues siendo el maestro del disfraz de 'Misión: Imposible'

Amigo Martin Landau: sé que has sido el sicario de James Mason en Con la muerte en los talones, Rufio en Cleopatra, Caifás en La historia más grande jamás contada, el jefe indio borracho en La batalla de las colinas del whisky, el forajido Jesse Coe en Nevada Smith, el reverendo fanático de Ahora me llaman Sr. Tibbs, Abe en Tucker, un hombre y su sueño, Judah -el dostoievskiano personaje que dijo "Dios es un lujo que no puedo permitirme", tal vez tu mejor interpretación- en Delitos y faltas, Bela Lugosi en Ed Wood o el juez Stern en City Hall. Es decir, sé que has trabajado con Hitchcock, Mankiewicz, Stevens, Sturges, Hathaway, Douglas, Coppola, Allen, Burton o Becker.

Sé que naciste en Brooklyn, hijo de modestos inmigrantes judíos, y que con 17 años te abriste camino como caricaturista del New York Daily News; que entre 500 aspirantes para ingresar en el Actors Studio solo fuisteis seleccionados dos: Steve McQueen y tú, y que después fuiste allí profesor de Jack Nicholson y Anjelica Huston. No ignoro que estabas hasta el gorro de la televisión que te dio la popularidad para después dejarte encerrado en otras series y papeles sin brillo hasta que en 1988, cuando ya habías cumplido los 60, Coppola te rescató con Tucker y un año más tarde Allen te consagró con Delitos y faltas, tus dos primeras nominaciones al Oscar que obtuviste en el 94 por Ed Wood.

Sé todo esto, amigo Landau; pero perdona que te diga que para mí, y para millones de admiradores tuyos, ha muerto sobre todo el intérprete de Rollin Hand, el maestro del disfraz de las tres primeras temporadas (1966-1969) de Misión: Imposible. Estaban también Peter Graves (el jefe que recibía las órdenes en las grabaciones que se autodestruían), Greg Morris (el técnico negro capaz de las más inverosímiles mañas), Peter Lupus (el forzudo culturista) y Barbara Bain (tu esposa en la vida real y la rubia con varios botes de laca). Pero la clave del éxito de la serie estaba en la sintonía de Lalo Schifrin, el diseño de la secuencia inicial con la mecha que al quemarse iba mostrando imágenes del episodio, la producción de Bruce Geller… Y tú.

Lo siento, amigo Landau, pero así es la memoria. Y de otra parte, ¿qué tiene de malo que tu nombre quede unido a una serie tan genial que medio siglo después es lo que muchos hemos recordado al enterarnos de tu fallecimiento? Suene Lalo Schifrin en tu honor. Y no te enfades.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios