La ventana

Luis Carlos Peris

Las sillitas y la educación bajo mínimos

LUNES de Pascua, festividad en muchos puntos de España y también en rincones donde se predica la sedición. Y en el recuerdo, una Semana Santa memorable, con el punto chabacano de una nueva madrugona. Otro lunar, la inadecuada forma de utilizar las sillitas. La silla portátil es un gran invento que bien utilizado es muy útil, pero es que el problema es su mala utilización. En la forma en que se emplea un artilugio que debiera ser útil y no fastidioso subyace la madre de todos los comportamientos, la educación. Sin educación, ni las sillitas ni nada pueden tener un uso como Dios manda y aquí no hay otra salida que recordar cómo la sociedad que es hija de la Logse se comporta de forma inaceptable. Y hay que recurrir a algo que ya tiene carácter de tópico y es que toda esta irracionalidad comenzó el día que un maestro permitió que un alumno le tuteara.

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