Crónica personal

Pilar / cernuda /

Un sillón en la ONU

COSTÓ, pero a partir de este inicio de año España tiene asiento en el Consejo de Seguridad de la ONU, como miembro no permanente, durante los dos próximos años. Hacía 10 años que no se ocupaba ese importantísimo puesto que nos disputaba Turquía, y que se logró gracias al trabajo diplomático de PP y PSOE y a las gestiones del Rey Juan Carlos, primero, y de Felipe VI después.

El día de la votación definitiva, don Felipe no podía disimular sus nervios y al menos en cinco ocasiones telefoneó a García-Margallo para conocer los resultados. El Rey, días antes, en su primer discurso ante la Asamblea General de Naciones Unidas, no había mencionado el contencioso de Gibraltar, y dedicó todo su tiempo libre a pedir el voto para Españapara lograr esa buscada presencia en el Consejo.

Buscado por todos porque es una catapulta para el país que lo ocupa. En el Consejo se debaten los asuntos que más afectan a la estabilidad mundial. Los conflictos internacionales pero también sociales. El ébola, la inmigración ilegal y su tratamiento, las violaciones de Derechos Humanos, la discriminación de la mujer, la defensa del Medio Ambiente o el futuro de la educación. Cualquier país que se siente en torno a esa mesa dominada por los cinco permanentes que ganaron la Segunda Guerra Mundial y que tienen derecho a veto, participará en negociaciones que cambian el mundo, y además tendrá información privilegiada.

Esa posibilidad se complementa con que por el hecho de pertenecer al Consejo durante dos años se suben muchos puestos en la escala que marca la influencia de los países en el escenario internacional. El mencionado problema de Gibraltar, por ejemplo, no es igual para el Reino Unido negociarlo con el Gobierno español en Madrid o Londres, sin más repercusiones, que hacerlo con quien se sienta en el todopoderoso Consejo de Seguridad.

Sin embargo, lo que más expectación provoca, es que en el Consejo de discutirá sobre las actuaciones contra el ejército islamista que se ha hecho con parte del territorio de Siria e Iraq; ejército que en estos momentos provoca espanto por la imposición a sangre y fuego de un seudo Estado genocida desde el que se organizan los más atroces atentados.

Para España supone un empujón fundamental en sus relaciones internacionales formar parte de ese Consejo en el que no se sentaba desde hacía diez años. Una oportunidad que no se podía dejar pasar y que se ha peleado con uñas y dientes.

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