Cuando den las cinco en todos los relojes de la tarde bajo la efigie de la Fama ya no habrá cuenta atrás y el gran sueño de Jacinto Ilusión se hará realidad un año más. Estamos en el Centenario de la Cabalgata de los Reyes Magos de Sevilla, el señuelo para más gente de cuantos ocupan el bien nutrido año lúdico de la ciudad. Por el perímetro de la ciudad amurallada, por intramuros y por el arrabal y guarda, un cortejo abigarrado hará que los ojos de los niños se abran para que un chaparrón de ilusiones inunde el corazón de los mayores. Es la tarde en la que más Sevilla se echa a la calle, en la que más se desparrama por el extenso recorrido de este invento que para el inefable Pepito Caramelos era una fiesta de niños y de caramelos. Pero la hermosa realidad en que la Cabalgata vemos la antesala de una noche única en la que todos volvemos a ser tan niños como los niños.
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