TIEMPO El tiempo en Sevilla pega un giro radical y vuelve a traer lluvias

MÁS allá del sorpasso de Podemos con respecto al PSOE, ciertamente significativo en vísperas de varias competiciones electorales, lo más llamativo del barómetro del CIS correspondiente al mes de enero es que refleja la consolidación de una tendencia ya apuntada pero que en esta encuesta alcanza una expresión realmente impactante: el sistema bipartidista que ha caracterizado la escena política española parece herido de muerte. La irrupción de Podemos queda consagrada en este sondeo, sobre cuya profesionalidad no deben caber dudas, hasta el punto de dejar perfilado un panorama en el que tres partidos (el propio Podemos, el PP y el PSOE) se disputan la hegemonía electoral y, con ella, el acceso al poder en condiciones más precarias que las habituales, a base de obtener previsiblemente resultados muy próximos en las urnas, quedando las demás formaciones políticas en posiciones muy minoritarias y alejadas de la capacidad de influencia. Vamos hacia el tripartidismo, experiencia insólita en la política de España bajo la democracia, y con él hacia la formación de nuevas mayorías y coaliciones que, en todo caso, han de enfrentarse a serias dificultades de constitución, dadas las diferencias ideológicas y programáticas de los tres partidos. Tampoco son dificultades insalvables, ya que la experiencia sugiere que, una vez cerradas las urnas y recontados los votos, las posibilidades de coaliciones y pactos se abren paso con más facilidad de la que revela la actual lucha política. El otro dato sustancial del barómetro del CIS hay que referirlo a Andalucía. Las encuestas que se vienen publicando sobre las elecciones andaluzas adelantadas al 22 de marzo coinciden en augurar un avance de Podemos en nuestra tierra bastante más moderado que el que prevé el CIS a nivel nacional. Esto deriva en buena parte de la fuerte implantación de sus contendientes en Andalucía (PSOE, PP y también IU) y la propia bisoñez del partido de Pablo Iglesias en la comunidad autónoma, en la que carece de estructuras extensas y liderazgos indiscutidos. Podemos ha sido sorprendido por la convocatoria andaluza y su hoja de ruta se ha visto alterada. El panorama político andaluz se vislumbra como un bipartidismo imperfecto, con PSOE y PP bastante mejor colocados que Podemos e IU. Es un panorama muy diferente del nacional tal y como lo refleja el CIS. De este modo Andalucía muestra su singularidad en el escenario político español, singularidad reforzada por el hecho de que sus elecciones son previas a las restantes y marcarán una tendencia que no dejará de influir en los demás comicios. Algo de eso habrá pensado la presidenta de la Junta al firmar la convocatoria antes de tiempo.

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