Alto y claro

josé Antonio / carrizosa

¿Para qué sirve el río?

S EVILLA es una ciudad de proyectos que nunca o muy pocas veces ven la realidad. Es una especie de maldición histórica con la que la ciudad convive desde hace décadas y que tiene que ver mucho con la forma en la que se configuraron las élites locales en los dos últimos siglos, con origen en la agricultura latifundista y con muy poco emprendimiento propio o traído dese fuera. De todas las iniciativas frustradas en las que la ciudad ha malgastado sus menguadas energías, siempre me llamaron poderosamente la atención las que tienen que ver con el río y su aprovechamiento. La verdad es que desde que en 1717 se trasladó a Cádiz la Casa de Contratación y perdimos la exclusiva del comercio con las colonias, Sevilla no ha sabido qué hacer con el río. Así sigue la cosa a estas alturas, lo que sólo nos deja abiertas dos opciones: o somos la ciudad más torpe de Occidente o bien el Guadalquivir no sirve para gran cosa y su enorme potencial de desarrollo económico es sólo una de las quimeras a las que somos tan aficionados.

Viene esto a cuenta de la larga polémica y de la incipiente movilización de los poderes locales a favor de resolver de una vez por todas el problema del dragado del estuario para poner en valor el Puerto y justificar de paso la carísima esclusa y que casi acabamos de estrenar. Aunque esta cuestión, como tantas en Sevilla, está fuertemente condicionada por intereses particulares y objetivos cortoplacistas, no cabe duda de que el río es uno de los pocos activos que tiene una ciudad con escasísimas vías de salida de la crisis y que el dragado contribuiría a potenciarlo. La cuestión es si en un entorno tan competitivo y globalizado como el actual y con Algeciras, Huelva y Cádiz a dos pasos tiene sentido un puerto fluvial que se adentra en una Península apenas un centenar de kilómetros. La lógica lleva a pensar que poco tendría si el Puerto no sirve como polo para la creación de un tejido empresarial que a aporte valor y diferenciación. Si la ciudad encuentra los instrumentos para lograrlo, sea a través de la más que cuestionable zona franca o de cualquier otro, el Puerto puede ser parte de la solución a los problemas de Sevilla. Si se acomete el dragado para que todo siga como está y simplemente entre algún carguero más grande y algún crucero de medio pelo nos habremos gastado un dineral para favorecer los negocios de una cuantas familias de la Sevilla eterna.

La ciudad no está para perder oportunidades y no se puede permitir el lujo de malgastar lo pocos recursos que le quedan. El aprovechamiento del río es una de la asignaturas pendiente de Sevilla, pero habría que tener muy claro qué es lo que queremos hacer con él. Llevamos tres siglos mareando la perdiz sin encontrar una respuesta y en el cementerio de proyectos que se quedaron en eso no cabe ni uno más.

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