Quizá el sitio no sea el más adecuado, pero el reconocimiento es más que merecido. La glorieta dedicada al gran Pepe Moya, don José Moya Sanabria, es un dolor que no la haya podido disfrutar en vida, pero nunca es tarde si el fruto lo merece y nadie podrá dudar ni por un instante que los merecimientos son más que sobrados. La controversia viene dada por el lugar, que es sitio de paso y no de disfrute por mucho que se haya explicado mediante edulcoraciones como la de que se encuentra entre la Sevilla de siempre y la del futuro. Y sí, Pepe era un sevillano de siempre con una excepcional visión de futuro, aun vecino del mejor cahíz quizá hubiera sido más a propósito un rinconcito cercano a su casa en Contratación. Pero bien está lo que bien acaba y que Sevilla lo lleve a la posteridad incluyéndolo en su nomenclátor es una noticia de las que te reconcilian con la misma vida.
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