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La aldaba

Carlos Navarro Antolín

cnavarro@diariodesevilla.es

¿La sombra para cuándo, alcalde?

Hace años que Sevilla fue declarada ciudad dermosaludable, pero hoy no superaríamos la prueba

El doctor Julián Conejo-Mir ha recordado con tino que Sevilla obtuvo en su día el título de ciudad dermosaludable, concedido por la Fundación Piel Sana, lo que incluía el ofrecimiento de itinerarios con sombra a personas con problemas de piel, necesitadas de estar protegidas del sol. Se tenía especial atención con los turistas. "Pero ya no hay interés en el Ayuntamiento de Sevilla", ha denunciado el prestigioso catedrático en las redes sociales. Puede que se cuiden aspectos relacionados con la piel, que se promuevan controles preventivos desde las instancias oficiales, pero está claro que la sombra no ha sido la prioridad de ninguno de los tres últimos alcaldes, salvo muy contadas excepciones. No se sigue la norma que debería iluminar el diseño de cualquier espacio público: albero, agua y vegetación. Es magnífico que la Fábrica de Artillería sea rehabilitada, mientras que nadie diga esa expresión de "contenedor cultural" que suena a Lipasam, barrendero y silbido para que el camión arranque. Está muy bien que se recupere la antigua Fábrica de Vidrio. Cualquier día ocurre lo mismo con el decrépito mercado de la Puerta de la Carne. ¿Y qué me dicen del tranvía? No se habla de otra cosa en las cafeterías (no en Ochoa, porque sigue cerrada) que de la ampliación del Metrocentro. Cada vez que recorro la Avenida desde la Puerta de Jerez hasta el Apeadero del Ayuntamiento me acuerdo de Monteseirín, que taló los árboles; de Zoido, incapaz de colocar los toldos que prometió, y de Espadas, que puso esos bonsáis, que son el título de la película cambiado: la sombra mínima. Y podríamos enumerar el catálogo de espacios duros, la arquitectura de Tiananmén en la Sevilla de los 40 grados. Año tras año seguimos penando. Y como nuestros barandas consiguieron traer turistas, muchos turistas, hasta en pleno agosto, ¿quién les exige ahora poner sombra? A los sevillanos que nos vayan dando. Hace tiempo que abandonamos el inhóspito centro en favor de los centros comerciales con derecho a aparcamiento gratis. ¿Para qué va un sevillano al centro? Para una boda o para la Semana Santa que vaya usted a saber cuándo volverá. Mejor pedirle a Conejo-Mir una buena crema protectora, colocarse un buen sombrero -que en Sevilla también los hay- y alegrarnos por la Fábrica de Artillería, que quedará monísima, claro que sí. La fábrica de vidrio no haría falta recuperarla, con la de cristales que tienen en la barriga muchos que yo me sé. Pero si el alcalde se empeña, lo que diga mi Juan, que diría el teniente Cabrera. A ver si mi Juan manda manda a los chicos de Urbanismo que pongan toldos ya. ¡Micropolítica, alcalde, micropolítica!

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