La aldaba

Carlos Navarro Antolín

cnavarro@diariodesevilla.es

El sorayismo acaricia el gato

En esta política de alta velocidad no da tiempo a llegar a la puerta de casa para contemplar el paso del cortejo... del viejo enemigo

Feijóo y Sáenz de Santamaría en una imagen de archivo

Feijóo y Sáenz de Santamaría en una imagen de archivo / M. G.

Las pascuas han sido productivas para el líder de la oposición. Ha intensificado el proceso de recuperación de líderes del anterior régimen de Génova 13. No podemos emplear el término antiguo porque de aquello no hace ni un año, pero la obsolescencia de todo lo referido a la política en España se acortó escandalosamente desde que ocurrieron dos hechos. El primero, el desalojo de Sánchez de la secretaría general del PSOE y su posterior retorno. Y el segundo, aquella moción de Murcia y las elecciones anticipadas en la Comunidad de Madrid. Cosas veredes. Y las vimos. Los sorayistas vuelven ahora a la primera línea. Poco a poco, con velocidad palaciega. Saludaron al subir, se los encontraron al bajar (con la victoria de un Casado convertido en la tercera vía en aquellas primarias por obra y gracia de Cospedal) y ahora vuelven a ascender. Soraya tiene que estar acariciando el gato mientras ve los telediarios. Y Rajoy pronunciado la famosa frase: “Joder, los partidos”. Frente a la estética brusca de Vox, la plástica de la moderación.

Nada como el sorayismo. ¿No capitaliza el presidente Moreno los restos del naufragio andalucista convenientemente maquillados con el adjetivo transversal? Pues Feijóo crece sin salir de casa, lo hace por la vía del sorayismo, que fue la corriente que debió ganar en aquel congreso de julio de 2018 del hotel Marriot, pero Cospedal se presentó en aquellas primarias con la aviesa intención de laminar las opciones de su compañera en la Abogacía del Estado. Al final todo se paga en esta vida. En ocasiones, sobre todo en la política actual, no da tiempo a sentarse en la puerta de casa para ver pasar el cortejo... del enemigo yacente. El PP se fortalece por la rama que más alto lo llevó en los últimos tiempos, la que representó aquella Soraya que se dejó el bolso de Loewe en el escaño de Rajoy aquella tarde infausta del debate de investidura. Da igual cómo se llevaran Feijóo y Soraya, las posibles rencillas que hubiera en el pasado. La política no tiene memoria, acaso notas al margen.

Aquí se trata de cercar al sanchismo. Y todos los soldados son útiles siempre que tengan la ambición de obtener alguna parcela para el cultivo en el reparto de las tierras en caso de victoria. El sorayismo suma. Ylo seguirá haciendo. Ya veremos los números uno de las circunscripciones en las listas de las generales. El gato está encantado con las caricias. La empresa privada está bien, pero en la política se enreda más. Y el momento es idóneo para subirse de nuevo al barco. Miau.

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