Coge el dinero y corre

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GREGG Popovich entrena a los Spurs de San Antonio desde hace 17 años. Su equipo combina veteranía (Parker, Duncan, Ginóbili, Jackson) y juventud (Green, Splitter, Leonard, De Colo). Seis jugadores promedian más de diez puntos por partido, nueve 20 o más minutos en cancha y 11 participan habitualmente en la rotación. Los Spurs han ganado cuatro anillos y lideran la Conferencia Oeste de la NBA.

Rick Adelman es el preparador de los Wolves de Ricky Rubio. Desde 1989 ha pasado por el banquillo de Blazers, Warriors, Kings y Rockets. La banda de Minnesota y Rubio promete, pero las lesiones han secado a su estrella, Kevin Love, y a su posible milagro, Brandon Roy. En algunos encuentros la rotación ha sido de apenas ocho jugadores. Los Wolves no estarán este año en los play offs.

Ambos, Popovich y Adelman, son enormes entrenadores, pero su disponibilidad de recursos marcará la diferencia entre el éxito y el fracaso.

Ocurre exactamente lo mismo con las empresas españolas. La crisis ha esquilmado en muchos casos las plantillas, con consecuencias obvias: aumenta la productividad, correcto, pero al haber menos trabajadores disminuye la calidad del producto. España sería ahora como Minnesota: un plantel que apuntaba alto y que de repente, por circunstancias más o menos inducidas (no es lo mismo la mala suerte que la especulación), pinchó.

La cultura de la mandíbula apretada es peligrosa porque convierte al trabajador en un superviviente, y los supervivientes acaban olvidando todos sus derechos excepto uno: la vida que encierra una nómina. El gestor de recursos, el jefazo, el líder se confunde además interesadamente: si saca adelante el mismo trabajo con la mitad o un tercio de la fuerza laboral, ¿por qué motivo debería algún día pensar en recobrar músculo?

Probablemente, los Wolves mejorarán la próxima temporada. Love regresará en forma, la baja definitiva de Roy suavizará la carga salarial del club y otras estrellas y promesas enriquecerán un proyecto preciosista, como casi todos los que cose Adelman con aguja de brujo blanco. El empresariado español lo hará al revés. Exprimirá a sus soldados mientras pueda y se aferrará a una de las recetas preferidas por Bruselas: cobrar menos es óptimo para que la economía patria gane competitividad y exporte con alegría. La pirámide seguirá existiendo; los de arriba estarán bien pertrechados, la idea es empobrecer en la base, convertir al profesional raso en un eterno aspirante encadenado a la seguridad relativa del empleo en un país sin empleos. A Adelman jamás se le ocurriría explotar a Ricky con partidos de 48 minutos cuatro días a la semana. Sabe que uno de sus principales activos marchitaría. España tiene ahí una ventaja sobre los Wolves. Como le cuesta reconocer la virtud, no tiene inconveniente en estropear a sus Rubios, mandándolos a la depresión o el exilio, el conformismo o la sumisión. Necesitamos entrenadores a la altura del reto. Talento sobra.

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