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La tribuna

José Luis González Vallvé

La supervivencia de la ingeniería española

MÁS de 12.000 empresas, 200.000 empleos estables de alta calidad, más del 30% de exportación, y muchos años generando valor económico a través de la I+D+i, conocimiento e inteligencia. Estas cifras corresponden al sector de la ingeniería española, modelo para muchos otros sectores.

Tras más de veinte años creando, el sector se encuentra en plena forma, siendo capaz de absorber eficazmente más de 20.000 millones de euros de obra pública cada año -de los que la mitad han provenido de la Unión Europea-, que han situado a España en unos niveles de dotación infraestructural impensables hace veinte años y que han transformado el país.

Además, el éxito de las políticas de cohesión emprendidas por la Unión Europea ha tenido su referente en España, donde la obra pública ha tenido un coste menor que en otros países -incluso aquellos más baratos que el nuestro-. Cada euro que la Comisión Europea invertía en España se transformaba en noventa y muchos céntimos reales en autovías, líneas de alta velocidad, gasoductos o tendidos de fibra óptica.

Sin embargo, no se podía decir lo mismo de otros países europeos o incluso de otros sectores productivos españoles. Aquí el dinero invertido se gastaba con rapidez gracias a las bibliotecas de proyectos dispuestos para su ejecución, mientras que otros países perdían sus plazos de gasto, entre que pensaban y proyectaban lo que querían realizar una vez se les concedían las inversiones.

Paralelamente, hemos desarrollado grandes proyectos internacionales. ¿Quién diría hace veinte años que haríamos, entre otras cosas, puentes en Hong Kong, el nuevo proyecto del Canal de Panamá, el Metro de Bogotá, puertos en Vietnam o una refinería en Siberia? Sin duda, estos y otros múltiples proyectos nacionales e internacionales nos han servido para "mantenernos en forma" y para que las infraestructuras diseñadas por la Ingeniería española puedan equipararse e incluso superar a las de cualquier otro país del mundo. La prueba es que nuestras autopistas, líneas de alta velocidad, puertos y aeropuertos o redes de Metro están en los primeros lugares de calidad a nivel mundia.

La ingeniería española ha alcanzado ese nivel que hace que hoy no nos limitemos a buscar nuevos mercados en aquellos países menos desarrollados, sino que hayamos ampliado horizontes pudiendo competir, y ganar, proyectos en toda Europa y Norteamérica, logrando que la Ingeniería española esté altamente considerada en organismos mundiales como el Banco Interamericano de Desarrollo o el Banco Mundial.

Sin embargo, estos tiempos de crisis han traído consigo una fuerte desinversión de las Administraciones Públicas en ingeniería, muy superior a la de otros sectores. La situación actual del sector, su supervivencia y desarrollo, sólo se resolverá positivamente a través de la colaboración del Estado con el sector de la ingeniería en algunos aspectos, como el logro de una mayor y mejor inversión en proyectos de ingeniería; garantizar la presencia en sectores como la cooperación al desarrollo, o simplificando los concursos evitando avales que nunca ha habido que ejecutar.

También es necesario primar la calidad en lugar del precio en las adjudicaciones; ayudar a la exportación de la innovación y la tecnología de nuestro país; hacer más bibliotecas de proyectos; y evitar la desleal competencia pública, entre otros aspectos.

Sin embargo, en caso de continuar con el descenso de la cartera de proyectos públicos en España -en 2010 superior al 50%-, corremos el riesgo de hacer desaparecer un sector que ha costado mucho formar y que es clave para el renacimiento económico de nuestro país.

La ingeniería española ha estado posicionada siempre en ese lugar que ahora todos exigen para España: el modelo de la Investigación más Desarrollo más Innovación; del empleo de calidad, con un 85% de trabajadores titulados; y la punta de lanza exportando a más de 135 países. Pero si no corregimos la brutal caída del mercado público de ingeniería, en 2010 se perderán 10.000 empleos. No demandamos dinero para rescates, sino recuperar el volumen de contratación en Ingeniería, que es productiva y creadora de empleo de calidad y de futuro. Merece la pena aunque sólo sea por nuestros jóvenes y su futuro, para que sean capaces de situarse en la vida en el apasionante lado de los creadores.

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