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Las dos orillas

José Joaquín León

El tapado

NO se había conocido una cosa igual en el PP. En tiempos de Aznar fue el partido más hermético, con una disciplina férrea que se presentó como la clave de sus dos victorias electorales. La segunda derrota consecutiva de Mariano Rajoy ha abierto la caja de los truenos. Hasta Juan Costa, un diputado que estaba entre los de máxima confianza del líder del PP, se ha sumado a los Arístegui, Hernando y demás familias populares que plantean la pregunta del millón: "Mariano, aclara la duda: ¿quién es el tapado?"

O la tapada, claro. La respuesta del millón es conocer quién será el secretario general del primer partido de la oposición tras el congreso. Las especulaciones corren en estos días por los mentideros de la Villa y Corte, que es donde se cuecen las maravillas que luego se presentan a las provincias. Algunos sospechan que el gran tapado es Alberto Ruiz-Gallardón, y que por eso se calla Mariano, para que Esperanza Aguirre no se ponga atacada de los nervios y arremeta otra vez. Pero otros consideran que se irá al perfil bajo, que ahora está de moda, y apostará por Esteban González Pons,al que ayer hizo un guiño, o alguien así. González Pons es valenciano y tiene un blog muy bonito donde cuenta su vida; un hombre valioso en la labor interna, aunque poco conocido fuera de la Comunidad Valenciana en la que es portavoz. O a lo mejor se saca una Soraya de la manga. Puede haber grandes sorpresas. A Zapatero le gustaría que el tapado fuera Chikilicuatre y no cayeran en la desesperanza de Aguirre, una señora que por cierto le ha ganado varias elecciones por mayoría absoluta al PSOE de Madrid. Rajoy calla, aunque en Sevilla advirtió que sabe lo que hace.

A este punto no se ha llegado por casualidad. Un lunes se fue Zaplana y otro lunes le tocó el turno de la despedida a Ángel Acebes. Los lunes al sol de las ausencias dejan las manos libres a Rajoy para acometer la renovación de los populares sin los pesos pesados que heredó de Aznar, aunque caben todos, por supuesto. La teoría del Mariano que era bueno, pero ciertos compañeros de viaje convirtieron en malo, presenta notables recelos. Para ser un candidato con opciones ganadoras debe superar su imagen negativa. En los cara a cara con Zapatero empezó sobrado, casi merendándose al presidente del Gobierno; luego tuvo altibajos y después el veredicto de las encuestas fue claro: había perdido. Para media España estaba derrotado antes de empezar, porque no les caía simpático, así dijera glorias benditas. Y ésa es la clave de Rajoy: necesita mejor imagen, un tapado que le tape. Hoy la política española es el arte de las apariencias, y en eso Zapatero es un maestro reconocido. Todo ello suponiendo que Rajoy sea el candidato en 2012. En cuatro años puede pasar de todo.

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