La ventana

Luis Carlos Peris

lcperis@diariodesevilla.es

De aquella tarde que me perdí a Curro

También era domingo, como hoy, pero no tan luminoso, lloviznaba y hacía frío. Hoy hace cuarentaicinco años de aquello y lo tengo grabado en lo mejor de mi alma. Se anunciaba Curro con novillos de Urquijo a beneficio de la Cabalgata, ya que él iba a ser Baltasar un mes más tarde por las calles de Sevilla, pero un servidor no podía ir y eso que lo intenté hasta muy última hora. Yo, que jamás me perdí a mi torero en Sevilla, no podía ir esa tarde y bien que lo sentí, pero en la vida suelen surgir asuntos que se cruzan para que el destino vire. No podía ir, decididamente no podía estar en la Maestranza porque esa tarde el canónigo Gil Delgado, ante el Señor, me unía a Carmen para toda la vida y no era cosa de dejarlo plantado. Me unía, según dijo, en la salud y en la enfermedad, para toda la vida, la verdad es que camino llevamos de que así sea y, claro, no vi a Curro.

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