CUARTO en la Bundesliga pasada, el Hannover 96 era el peor enemigo que podía tocarle al Sevilla para agarrar plaza en la próxima Liga Europea y ha tenido que ser el representante de la Baja Sajonia. Un equipo este Hannover con más presente que pasado, lo que quiere decir que las cosas podían haber rodado mejor para un Sevilla que, no obstante, debe pasar con solvencia este doble escollo que empareda al derbi. Quizá la vecindad con el partido que más gusta ganar sea la dificultad más preocupante para un Sevilla que lleva una pretemporada sensacional que rubricó antier noche con una autoridad insultante.

Fue tremenda la capacidad goleadora que el Sevilla mostraba en el Trofeo Puerta ante un Espanyol que en nada se pareció al del curso anterior, a aquel equipo que pasó por encima del Sevilla al final de la primera vuelta en el propio feudo blanco. Pero este Sevilla da una sensación de fortaleza muy parecida a la que exhibía de la mano de Juande. La única variante es que Negredo hace un trabajo que le viene a la medida a un Kanoute eximido de labores prosaicas, con la preocupación única de cazarla en las inmediaciones del marco rival. Unido a que Navas vuelve a ser Navas por mucho que lo haya olvidado Del Bosque, la realidad en ataque es apabullante.

Volviendo a lo que dio de sí el sorteo uefo podemos apostar y apostamos a que el Sevilla pasará casi sin despeinarse. El Hannover y el Sevilla no tienen nada que ver y ni siquiera el efecto disuasorio del derbi y su proximidad más el rodaje algo más adelantado de los sajones deben ser cuestiones capaces de obstaculizar el propósito sevillista. Era, cierto es, el Hannover lo peor que podía tocarle al Sevilla, pero tiene tan poco pedigrí la nómina que conforma la competición que no debe preocupar lo más mínimo por la continuidad continental de un Sevilla que se ha convertido de pleno derecho en uno de los fijos y ya clásicos del fútbol del Viejo Continente.