Azul Klein

Charo Ramos

chramos@grupojoly.com

Un templo acústico

La programación del Espacio Turina iguala a menudo a los mejores centros camerísticos pero la ciudad aún no lo sabe

Especializada en música de cámara, principalmente antigua y clásica aunque no descuida el jazz ni la creación contemporánea, el Wigmore Hall es una de las salas de conciertos más prestigiosas del mundo. Hace poco cumplió 118 años en pleno centro de Londres, a escasa distancia de atracciones más populares como el Museo de Cera o la Wallace Collection. La actividad que desarrolla este espacio, célebre por su extraordinaria acústica y su hermosa cúpula, lo ha convertido en uno de los más inquietos de la capital británica: acoge más de 400 conciertos al año, encarga obras a nuevos compositores y se enorgullece de haber visto despegar las carreras de algunos de los más renombrados solistas y directores del país, como la violonchelista Jacqueline du Pré, primera esposa de Daniel Barenboim. Entre sus últimos fichajes se encuentra el Castalian String Quartet, que esta temporada está sorprendiendo al público londinense con sus ciclos de Brahms y Schumann mientras se prepara para debutar, el año que viene, en el no menos exigente Carnegie Hall de Nueva York.

La semana pasada, gracias a la inconmensurable labor que realizan las directoras artísticas de la asociación Andalucía Clásica, Andreea Butucariu y Carmen Delia Romero, el Castalian se presentó en la sala de conciertos de Sevilla cuya acústica podría rivalizar con la del Wigmore Hall, el Espacio Turina de la calle Laraña. Apenas cien personas acudieron a uno de los programas más interesantes de la temporada musical sevillana y los afortunados que sí lo presenciaron se supieron testigos de una velada única. En el Espacio Turina, un proyecto municipal cuyas actividades musicales y escénicas coordina Fernando Rodríguez Campomanes, apenas hay día de la semana en el que no se ofrezca algo interesante, novedoso o directamente, como en el caso del Castalian Quartet, envidiado o reclamado por los mejores auditorios internacionales.

Pese a la magnitud de la crisis económica, por toda España se siguen inaugurando contenedores culturales cuyos contenidos no siempre estarán a la altura de la promoción con que se lanzan pero en el caso del Espacio Turina sucede justo lo contrario. Es la excelente programación la que nos hace olvidar las carencias en publicidad institucional y por la que pasamos por alto ese estridente color amarillo del hall que no aporta nada a la realidad de la sala ni de ese público que la respalda incluso los domingos a mediodía para escuchar a los solistas de la ROSS o agota entradas, como ayer, para celebrar a Schubert. Un público que debería reaccionar a tiempo e impedir que un ciclo tan necesario como el de Andalucía Clásica, que amadrina Elisabeth Leonskaja, se aleje de Sevilla por falta de asistencia.

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