Ahora que la siniestra más sectaria ha inundado las redes sociales asaeteando al nuevo seleccionador nacional de fútbol por su afición a los toros se me viene a cuento el nombre que le han puesto al último temporal. Los temporales siempre llevaban nombre de mujer, pero, sin duda, el feminismo de izquierda ha logrado una conquista más, la de ponerle nombre de varón a ese elemento natural que anda devastando campos y ciudades. Hasta la fecha, un servidor de Dios y de usted sólo sabía de un Efraín. Era el tercer miembro de la dinastía Girón que encabezaba el gran César y que continuaba con Curro. Efraín era el menor de la saga y el que menos nivel alcanzó de los tres. El mejor fue César, que hasta tuvo la gloria de cortar en la Feria del 54 dos rabos en la Maestranza, y a su amparo surgió Efraín, que ahora le ha dado nombre a lo que solía llevar nombre de mujer.
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