CASI medio siglo después de su muerte el mito de Marilyn no sólo sigue vivo, sino que va multiplicándose y creciendo en progresión geométrica. Y es que el cartel de la rubia platino más sugerente de la historia del cine crece y crece, no para. Marilyn ni siquiera fue aspirante a un Oscar y los contemporáneos sólo la miraban como un precioso animal, quizá el contrapunto rubio de Ava Gardner, pero nadie le concedía la menor importancia a su oficio. Rompía la batería sólo con su presencia y su mirada miope era capaz de taladrar una roca. El cumpleaños feliz a John Kennedy está en los anales de lo proceloso, como su foto con la falda al viento. Marilyn era el sueño de su generación y mito para las que vinieron luego y que aún creen que la tentación vive aún arriba; si es cierto que sólo se ponía Chanel 5 para dormir, intimidades así que ahora desvelará Angelina Jolie, otro icono, otro mito de futuro.
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