GRIÑÁN hizo de doctor de la economía regional. En su diagnóstico habló de ambulancias, crecimiento, músculo, oxígeno, colesterol, tamaño. El doctor Griñán subrayó sus principios: cree en el modelo europeo y piensa que la receta para salir de la crisis no es ni el desarme social o fiscal, ni el despido libre o la defensa de intereses particulares.
Lo peor que le puede pasar a la economía española es la deflación, la caída generalizada de los precios de bienes y servicios. En Japón llevan 20 años con esta enfermedad. Su contraria, la inflación, es grave, pero se cura mucho antes. Por eso, quizá, la última medida adoptada ya en Estados Unidos, y puede que pronto en Europa, es la flexibilización cuantitativa, que significa que le están dando a la máquina de hacer billetes, para dar oxígeno a la economía. Es inflacionista, pero un mal menor.
Explicó que tanto España como Andalucía tienen margen para endeudarse: le deuda española es el 36% de su PIB y la alemana del 60. Pero las ambulancias que van a salvar la salud de la economía no pueden tapar el camino; las iniciativas públicas no pueden quedarse con la liquidez del sistema.
Comparó la productividad con el colesterol: la hay buena y mala. También por eso cree mejor tener el excedente de tesorería de la Junta en los bancos y cajas que en el Banco de España. Los empresarios y presidentes de cajas presentes estuvieron de acuerdo con esta idea. En el plano internacional está contra el nacionalismo económico y en el regional contra los localismos. Quiere una fusión de cajas andaluzas, porque el músculo y el tamaño importan. Y pretende que los ciudadanos le pierdan el miedo al miedo y consuman. Él predica con el ejemplo; en enero va a hacer obras en su casa.
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