Cuarentaitrés años después de que falleciera en su cama Franco y casi a los ochenta años del fin de una guerra entre hermanos, los odios que parecían enterrados para siempre resulta que andan en perfecto estado de revista. Hoy es 20-N y se cumple una barbaridad de años de que todos creyésemos que empezaba un tiempo de paz, pero hemos de convenir en que, parafraseando a Emilio Romero, la paz empieza nunca. Es el título de la novela conque el periodista abulense ganó el Planeta hace sesenta años y, efectivamente, parece que a este desgraciado pueblo aún llamado España le ha caído una maldición por la que generaciones que no vivieron la guerra ni la oprobiosa dictadura anden dictando lecciones y toqueteando sentimientos sin que sepamos cómo va a terminar esta aberración revisionista, inquisitorial y sectaria que no nos lleva a nada bueno.
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