Visto y oído

Antonio / Sempere

El tijeretazo

COMENTAR este martes las bondades o los desatinos perpetrados por las televisiones en Nochevieja carece de sentido cuando la víspera el gobierno lanzó a la televisión pública un golpe bajo del que veremos si puede recuperarse. Recortando doscientos millones de los seiscientos que los Presupuestos Generales del Estado destinan a la Corporación, es decir, quitando un tercio de sus fondos públicos, se causa una herida irreparable. Dudo mucho que la televisión pública, tal y como la conocemos, pueda sobrevivir a ese tijeretazo.

Si de mí dependiera, a grandes males grandes remedios, extirparía de ella una palabra: deporte. Desglosando ese monstruo, suprimiendo para siempre el fútbol de la parrilla y la todopoderosa Champions, liberándose de abonar las tasas que cuestan los derechos del tenis, ahorrando íntegros los 50 millones de euros que van a costar los Juegos de Londres (ay, esos Juegos de Londres por los que no pujaría ningún otro grupo privado), y erradicando de la plantilla a todos los trabajadores del negociado de Deportes, del primero al último, claro que la televisión y la radio públicas podrían lucir como hasta hoy gastando 200 millones de euros menos. Pero como ustedes y yo sabemos, eso que planteo no es más que ciencia ficción. Al final quienes van a notar los recortes serán los más débiles. Porque el deporte, ni tocarlo. Sería muy impopular. Por cierto, vuelven las corridas de toros, que no van a salir gratis.

El 31 de diciembre por la mañana degusté (porque lo degusté) un programa sobre Tomás Luis de Vitoria coproducido por la BBC este 2011. Sin La 2, que nadie lo dude, no oleríamos este tipo de programa en ninguna televisión. Debilitando a la pública, perdemos todos. Que vuelva la publicidad. Los anunciantes se pelearían por salir en La 1. Aún hay tiempo.

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